Ciudad de México. No habría literatura mexicana contemporánea sin Carlos Fuentes, afirmó este sábado la escritora Anamari Gomís al presentar el libro A viva voz, que reúne una selección de las conferencias dictadas por ese autor referencial entre 1982 y 2011.
“Fue él quien concatenó la historia, el lenguaje, las sicologías de los mexicanos, las propuestas –argumentó--. Cada uno de sus libros era, además, un proyecto literario, que está canijo, porque escribió muchísimo. Entonces, debe haber concitado muchos odios, porque nadie fue tan extraordinario como él, y encima era ensayista”.
La académica universitaria alternó en el acto, efectuado como parte de la feria del libro del Palacio de Minería, con la periodista Silvia Lemus, viuda de Fuentes, así como con su colega Hernán Lara Zavala.
Este último sostuvo que Fuentes es, en cierto modo, el gran escritor del alma mexicana y explicó cómo él quería definir “la integración rarísima” de los mexicanos, que no somos ni españoles ni indios ni negros, sino que nos asumimos como mestizos.
“Él era defensor de ese mestizaje y la mayor parte de su obra se caracteriza en tratar de dilucidar dónde está el alma de los mexicanos”, apuntó el también editor y catedrático universitario.
Advirtió que ahora que se habla de Hernán Cortés, con motivo de los 500 años de la Conquista, Fuentes convocó a los mexicanos a dejar de ser hipócritas y aceptar a aquel personaje, por lo que se le fue todo el mundo encima.
“Es una visión europea y mexicana la que él tiene, porque finalmente, como lo dice en los libros, todos hablamos español, tenemos la religión católica, nuestras tradiciones son del mundo occidental”.
A propósito del contenido del libro, al igual que lo hizo Anamari Gomís, Lara Zavala recordó que “Fuentes era un espectáculo en sí mismo como conferencista”, no sólo por vestir como el gentleman que era, el tono de voz y la gesticulación que empleaba, sino porque se preparaba como un atleta para esos momentos.
Silvia Lemus refirió de manera breve cómo el trabajo diplomático del padre del escritor, así como los cambios recurrentes de país, fueron determinantes no sólo para su formación intelectual, sino también para su gran visión política del mundo y, en particular, de América Latina.
Aclaró que decidió compartir en un libro las conferencias de su esposo porque, al ser un material tan valioso, no podían perderse en un archivo.
Sobre A viva voz los comentaristas detallaron que está dividido en tres apartados. El primero dedicado a los maestros del escritor, de entre los que destacaron a Alfonso Reyes, Honoré de Balzac y William Faulkner; el segundo, a los amigos, y mencionaron el enorme cariño y respeto que profesó siempre por Octavio Paz, además de Julio Cortázar, Luis Buñuel, Fernando Benítez; y el tercero, a la literatura.