Madrid. Más de dos años después de que se trasladó a vivir a Bélgica para no comparecer ante la justicia española, el ex presidente Carles Puigdemont protagonizó un acto multitudinario a sólo unos kilómetros de Cataluña, en la ciudad del sur de Francia de Perpiñán, que el movimiento separatista considera parte de lo que denominan “Cataluña norte”. En su discurso, Puigdemont hizo un llamamiento a la “lucha definitiva” para alcanzar la independencia, sin hacer ninguna alusión a la mesa de diálogo que se llevó a cabo hace sólo unos días en Madrid para buscar una solución dialogada al conflicto que vive la región desde hace más de cinco años.
Puigdemont salió de Girona, su ciudad natal, entre la noche del 28 de octubre y la mañana del 29 del 2017, en un vehículo que lo llevó de forma furtiva a Lyon, ya en Francia, y que fue donde abordó un avión que le llevó al que se convirtió en su residencia oficial en los últimos años, Bruselas. El 27 de octubre el movimiento independentista y él como presidente de la Generalitat de Cataluña habían declarado la independencia unilateral, que suspendieron a los veinte segundos y que provocó cierta decepción entre sus seguidores. Fue una declaración fallida que sirvió de antesala para la aplicación del artículo 155 por parte del gobierno español, entonces presidido por el derechista Mariano Rajoy, que además de suspender la autonomía, disolvió las cortes y convocó a unas nuevas elecciones autonómicas.
Desde entonces Puigdemont ha luchado en los tribunales europeos contra sus órdenes de detención giradas por los tribunales españoles, que todavía le buscan por los supuestos delitos de sedición, malversación de fondos públicos y desobediencia. Actualmente el ex presidente catalán es europarlamentario -también después de un proceso que todavía está abierto- y por tanto goza de inmunidad en territorio de la Unión Europea (UE), si bien ante el temor de ser detenido todavía no pisa suelo español.
Por eso el sitio elegido por Puigdemont para dar su mitin político fue Perpiñán, la ciudad del sur de Francia más próxima a Cataluña y que tiene una fuerte influencia de la cultura autóctona, si bien la lengua mayoritaria ahí es el francés y el movimiento independentista es prácticamente inexistente. El ex presidente catalán logró reunir, según la policía francesa, a unas 100 mil personas que se trasladaron desde las principales ciudades catalanes para escuchar al que todavía una gran parte del movimiento secesionista considera su líder, incluido el actual mandatario catalán Quim Torra, quien fue designado por el propio Puigdemont para sucederle en el cargo. Los convocantes del acto cifraron la asistencia de gente en 200 mil personas.
En su discurso, Puigdemont hizo un llamamiento a preparar “la lucha definitiva” para lograr la independencia, al asegurar que “ganamos el referéndum porque lo organizamos juntos. Las victorias futuras solo pueden llegar si nos organizamos territorialmente. Es hora de organizar la lucha definitiva”. Y añadió que “el objetivo de la república catalana es un anhelo mayoritario dentro de la sociedad y por eso no nos dejan votar. La república es la única garantía de que se pueda poner fin a un régimen monárquico, heredero del franquismo. Un régimen injusto que tiene alergia a la catalanidad”.
En el mitin también tomó la palabra la ex consejera de su gobierno Clara Ponsatí, también refugiada y sin poder pisar suelo español por asuntos judiciales pendientes, quien se encargó de criticar al gobierno español de Pedro Sánchez, pues -según ella- “no es de fiar” y “sólo buscar ganar tiempo” y calificó a su mesa de diálogo con el gobierno catalán de un “engaño”.
Durante el acto también se difundió un video enviado por otro líder del separatismo, Oriol Junqueras, quien desde la prisión defendió el diálogo con el gobierno español para encontrar una salida negociada. Sus palabras fueron recibidas con abucheos por una buena parte de los manifestantes.
Al acto acudieron representantes de Junts per Cataluña -una nutrida delegación-, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) -mucho más pequeña-, de la CUP no acudió nadie y de las plataformas civiles por la independencia, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.