París. Los premios César del cine francés se entregarán este viernes con pocos motivos de fiesta: criticada, su directiva dimitió y uno de los protagonistas de la ceremonia, el director Roman Polanski, renunció a asistir por las protestas de grupos feministas.
"J'accuse" ("El oficial y el espía"), la última película de Polanski sobre el histórico caso Dreyfus, encabeza las nominaciones con un total de 12, junto a "Los miserables", un retrato de un popular suburbio parisino nominado al Óscar.
Este reconocimiento levantó en armas a las asociaciones feministas, que denuncian que el director franco-polaco siga gozando en Francia de tales honores, pese a haber sido acusado de violación.
La presión llevó a Polanski, de 86 años, a declinar su presencia. En 2017, ya renunció a presidir la ceremonia por el mismo motivo.
"Lamento tomar esta decisión, la de no afrontar un tribunal de opinión autoproclamado", dijo el jueves el director.
La decisión de Polanski fue secundada por el conjunto del equipo de la película, incluido su protagonista, el oscarizado actor Jean Dujardin.
El productor del filme Alain Goldman informó el viernes de esta ausencia, lamentando la "escalada de declaraciones y de comportamientos inadecuados y violentos" y apuntando en particular al ministro de Cultura, Franck Riester.
Riester estimó que sería una "mala señal para la toma de conciencia" sobre la violencia sexista que Polanski obtuviera el César al mejor director, aunque no vio inconveniente en que se lleve el de mejor película.
Varias asociaciones feministas llamaron a una manifestación el viernes frente a la sala Pleyel de París, donde se celebrará la entrega de premios.
Esta semana aparecieron además eslóganes pegados frente a esta sala y en la sede de la Academia de los César: "Violanski, los César de la vergüenza", proclamaban.
La polémica habría contribuido a la dimisión en bloque este mes de la directiva de la Academia de los César, acusada en paralelo de gestión obsoleta, opacidad y falta de paridad.
- Premiada en Venecia -
"J'accuse" fue recompensada con el Gran Premio del Jurado de Venecia. En los César compite además con "La belle époque" (11 nominaciones) y "Retrato de una mujer en llamas" (10).
Más de 1,5 millones de personas vieron la película de Polanski en Francia, aunque su estreno estuvo marcado por un llamamiento al boicot al coincidir con nuevas acusaciones en su contra: una fotógrafa francesa, Valentine Monnier, aseguró que el director la violó en 1975.
Polanski se encuentra prófugo de la justicia de Estados Unidos, donde en 1977 fue acusado de haber violado a una menor.
Otras mujeres han asegurado haber sido víctimas de agresiones sexuales por su parte, acusaciones que el director niega.
- "Escupir en la cara de las víctimas" -
Este resurgimiento de la polémica en torno al cineasta coincide con la condena esta semana al ex magnate de Hollywood Harvey Weinstein -hallado culpable de agresión sexual y violación-, escándalo que lanzó el movimiento global del #MeToo.
Adèle Haenel, primera actriz francesa de renombre que denunció haber sido víctima de abuso sexual en la industria, estimó en una entrevista con el New York Times que Francia había "dejado partir el tren" del #MeToo.
"Distinguir a Polanski es escupir en la cara de todas las víctimas. Equivale a decir: 'no es tan grave violar a mujeres'", dijo la intérprete, nominada a la mejor actuación femenina por "Retrato de una mujer en llamas".
Previamente a la ceremonia, la Academia anunció una nueva presidenta en funciones, Margaret Menegoz, a la espera de una renovación del organismo.
La antigua directiva dimitió tras ser acusada por unas 400 personalidades del cine francés de "mal funcionamiento", "opacidad de las cuentas" y "cooptación".
Señal de este malestar reinante, los César no anunciaron este año ningún premio de honor. Según el diario Le Parisien, Brad Pitt habría aceptado en un primer momento esa distinción antes de echarse atrás.