Londres. El pánico generado por el coronavirus provocaba un nuevo desplome de las bolsas mundiales, que se encaminaban a cerrar su peor semana desde la crisis global financiera de 2008 y sufrían una pérdida de valor por 5 billones de dólares.

La liquidación no mostraba señales de pausa, con un temprano desplome de 2-3 por ciento en los principales mercados europeos, mientras que la búsqueda de refugio hacía caer hasta mínimos de récord el rendimiento de los bonos del Tesoro estadunidense, considerados tal vez como los activos más seguros del mundo.

Las esperanzas de que la epidemia generada en China pase en pocos meses y la actividad económica vuelva rápidamente a la normalidad se vieron golpeadas esta semana ante el aumento de casos a nivel internacional.

Los expertos apuestan ahora a que la Reserva Federal rebajará las tasas de interés el mes próximo, mientras que otros bancos centrales harán lo mismo para intentar librar a sus economías de los problemas y evitar una recesión mundial.

El índice mundial de acciones de MSCI perdía cerca de 1 por ciento cuando abrió Europa y acumulaba un declive de casi 10 por ciento en la semana, la peor desde octubre de 2008.

Wall Street se desplomó 4.4 por ciento el jueves, su mayor caída desde agosto de 2011. Las acciones estadunidenses han perdido 12 por ciento desde que tocaron su récord máximo hace apenas nueve días, entrando en territorio de corrección.

El índice de volatilidad CBOE, calificado a veces como el "índice del miedo", se disparó a 39.16, su cota más elevada en unos dos años, muy lejos del rango de 11-20 de los últimos meses.

En Asia, el índice regional de MSCI -excluyendo Japón- perdió 2.7%, mientras que el Nikkei se desplomó 4.3 por ciento por un aumento del temor a la cancelación de los Juegos Olímpicos de Tokio por el coronavirus.

La liquidación global golpeó a las acciones de la China continental. El referencial CSI300 cayó 2.9 por ciento, en camino a su primer declive en las tres últimas semanas.

Los precios del crudo languidecían en su nivel más bajo en más de un año, con un descenso acumulado de 12 por ciento en la semana, la peor desde 2016, mientras que los principales metales industriales restaban entre 3-6 por ciento.

El atractivo de activos con ingresos garantizados impulsaba a los bonos de mayor grado. El rendimiento de la deuda estadunidense se hundía y el de los papeles referenciales a 10 años operaba a 1.247 por ciento, cerca de su récord mínimo de 1.241.

Esta cifra está muy por debajo del retorno de las notas a tres meses, al 1.436 por ciento, lo que profundizaba la inversión de la curva de rendimiento. Históricamente, esta situación es un indicador fiable de recesión en Estados Unidos.