Ciudad de México. Carlos Montemayor, como los antiguos griegos, le dio voz a los vencidos, recordó su hermana Martha Montemayor Aceves, con motivo del décimo aniversario luctuoso, este 28 de febrero. “Diez años son muchos”, pero no es fácil hablar de él, porque “es como si estuviera aquí”, expresó esta noche.
El Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) organizó un conversatorio sobre el legado literario e indigenista del escritor y lingüista mexicano, quien nació en Parral, Chihuahua el 13 de junio en 1947.
Su amor por la musicalidad, la poesía, las lenguas, los saberes indígenas y su preocupación por los movimientos sociales, fueron algunos de los muchos aspectos que se destacaron en el recinto en San Ángel, donde también participaron la antropóloga Laura Bensasson y la escritora Susana Bautista.
Martha Montemayor tomó la palabra en nombre de la familia del escritor y humanista. Dos vertientes tuvo su charla en la mesa, uno fue alrededor de su vida personal, por el ejemplo, reveló que su hermano Carlos “tocaba la guitarra maravillosamente”, pues aprendió desde los 8 años, en su natal Parral. Luego, fue hasta los 34 años que inició su profesionalización en el canto operístico, bastante conocido.
La segunda, explicó la experta en lenguas clásicas, fue precisamente la pasión y el conocimiento de Montemayor por el idioma de Virgilio y Homero, que fue una de sus primeras fuentes de estudios, hasta que la musicalidad y belleza de las lenguas indígenas también atraparon su atención y deseo para dar promoción y reconocimiento.
Su obra literaria, por ejemplo Mujeres del Alba, tienen mucha influencia de las tragedias griegas, y Martha Montemayor mencionó Antígona, de Sófocles.
A lo largo de la tarde no faltó la lectura de su obra poética, así como de algunos representantes de lenguas indígenas, a quienes se preocupó por difundir su trabajo, por ejemplo, con el Festival de Poesía Lenguas de América que ahora lleva su nombre a manera de homenaje.