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México, con “desigualdades abismales”: CEEY y Colmex

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Uno de cada cuatro mexicanos cree que debería haber “igualdad absoluta” en el país, pero la mayoría no está dispuesto a pagar más impuestos para una mejor redistribución, revela un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias y el Colegio de México. Foto Twitter @UEenMexico
27 de febrero de 2020 14:55

Ciudad de México. Uno de cada cuatro mexicanos cree que debería haber “igualdad absoluta” en el país, pero la mayoría no está dispuesto a pagar más impuestos para una mejor redistribución, revela un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y el Colegio de México (Colmex).

En el país “la movilidad social es baja y las desigualdades abismales”, aún con ello “los mexicanos creemos vivir en una sociedad con más oportunidades de movilidad social de las que realmente existen”, resuelve el documento Bienestar con Equidad.

Mientras hay una percepción “acertada, muy cercana a la realidad” sobre la amplitud de la pobreza, la estimación sobre la riqueza “está muy alejada de la realidad”, explicó Aurora Ramírez, investigadora del Colmex, durante la presentación del documento.

Los encuestados consideraron que el ingreso máximo para ser pobre en México es de 2 mil 548 pesos al mes por persona y en dicha condición están 69 por ciento de la población; dichas estimaciones son cercanas a la realidad, dado que la línea de recursos en pobreza urbana es de 3 mil 80 pesos.

No obstante, los mexicanos consideran que al ganar mínimo 38 mil 248 pesos ya se puede decir que una persona es rica, y se cree que 35 por ciento de las personas está en esa condición. En realidad, ese volumen de ingresos lo percibe menos de 1 por ciento de la población, según información oficial.

Y si bien, 69 por ciento de los encuestados están a favor de una sociedad más igual, se mantienen las resistencias a lograrlo por medio de la redistribución de impuestos. Existe la percepción de que se grava 39 por ciento del ingreso, cuando en realidad se paga 22.1, mientras la tasa efectiva de recaudación como proporción del producto interno bruto (PIB) es de 13 por ciento.

A consulta de cuánto estarían dispuestos a tributar para reducir la desigualdad, el promedio de los encuestados dijo 22 por ciento, es decir, lo que actualmente se paga. Con una distinción que depende de qué en rubro de la escala social se encuentre cada quién. Por ejemplo, 20 por ciento con menos ingresos consideró que ellos deberían pagar 13 por ciento de impuestos y los más ricos 47 por ciento; mientras 20 por ciento con más ingresos se puso una tasa impositiva de 35 por ciento y de 14 por ciento a los que se encuentran en mayor pobreza.

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Pese a las brechas de desigualdad ya conocidas, como que más de 60 por ciento de la desigualdad viene como herencia y que la mitad de los mexicanos vivirá y morirá pobre, se imponen las brechas en el territorio. “Dónde nace y crece alguien en México puede hacer una diferencia abismal", recalcó Marcelo Dejalara, investidor del CEEY.

"La cancelación de oportunidades de ascenso resulta pasmosa: la mitad de quienes nacen en los hogares más pobres permanecen en dicha condición, y únicamente una cuarta parte de ellos logra superar la línea de pobreza", subraya el documento.

Chiapas se cuenta como una demarcación crítica para la movilidad social, le siguen Guerrero, Tabasco, Oaxaca y Veracruz como las entidades de mayor dificultad para mejorar ingresos; mientras en Chihuahua, Nuevo León, la Ciudad de México, Coahuila y Zacatecas es más sencillo dejar esta condición de una generación a otra.

“El caso de Chiapas es trágico, la posibilidad de ascender es negativa, hay peores condiciones para los chiapanecos que las que tenían sus padres”, subrayó Raymundo Campos, investigador del Comex, quien recalcó la necesidad de políticas públicas orientadas al sureste; así como mayor información sobre la distribución y sobre las tasas efectivas de impuestos.

Durante su participación el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, consideró que además del incremento salarial, los programas sociales como el ingreso universal garantizado para los adultos mayores, las becas de capacitación laboral y estudiantiles para jóvenes de las que hay “información parcial de su éxito” y los proyectos de infraestructura en el sureste abonan a reducir la problemática.

Abonan, pero no dejan de ser acciones paliativas “con un espíritu de universalidad, pero al final paliativas", recalcó Marcelo Delajara. Rodolfo de la Torre, también investigador del CEEY, destacó que resolver las desigualdades de fondo implica reformar los mercados laborales, hacerlos más sólidos y garantizar más ingreso en éstos.

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