Ciudad de México. Después de que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se sumara al paro nacional del 9 de marzo, Católicas por el Derecho a Decidir urgió a los obispos a que tomen acciones inmediatas para erradicar “las múltiples violencias contra las mujeres dentro de la Iglesia católica”.
Resaltó que históricamente la jerarquía católica “se ha expresado poco sobre este fenómeno y en las declaraciones realizadas por algunos obispos y clérigos hemos encontrado una tendencia a minimizar al problema o a revictimizar a las mujeres al culparlas de la violencia que sufren”.
En un comunicado, agregó que si bien las Iglesias, junto con otros actores, “tienen la corresponsabilidad de forjar una cultura de paz y justicia”, y de respeto a los derechos de las mujeres; “es preocupante” su falta de profundidad y análisis así como del rol que han jugado “en promover narrativas y patrones de desigualdad y discriminación que contribuyen a perpetuar los estereotipos de género y las violencias”.
Católicas por el Derecho a Decidir llamó a líderes religiosos y laicos a eliminar las actitudes y conductas que perpetúan la concepción tradicional del deber ser entre mujeres y hombres y refuerzan los patrones de discriminación; impulsar un cambio que empodere a las mujeres y deje de promover que son sumisas.
También, a reconocer y tomar medidas contundentes contra la violencia contra las mujeres y el abuso sexual que ocurren dentro de la Iglesia; dejar de culpar a las mujeres por la violencia que sufren; respetar la libertad de conciencia y la autoridad moral de las mujeres creyentes en vez de sustituirla o ignorarla.
“Tener en cuenta el sentir de la mayoría de la comunidad de fe (sensus fidei) en cuanto a la violencia, la sexualidad, el uso de anticonceptivos, la salud reproductiva y la interrupción del embarazo, ámbitos en que las mujeres se están jugando sus vidas personales y familiares”, añadió.
De igual manera, reconocer la pluralidad de las familias y enfatizar la importancia de los valores y los vínculos que allí se generan independientemente de la composición de las mismas; aceptar que las mujeres sirvan a la comunidad de fe como diaconisas y presbíteras, e incorporar en las oraciones, los cantos, las interpretaciones bíblicas y las reflexiones teológicas una imagen más plural de Dios, no sólo masculina y patriarcal.
La organización señaló que sumarse al paro y a las demandas de justicia “exige la congruencia entre este llamado y el actuar cotidiano y permanente”. Agregó que el permitir a las mujeres suspender actividades no es un “regalo” para ellas como lo expresó el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera.
“Es una manifestación en contra del feminicidio, pero también en contra de todas las violencias y la invisibilización que vivimos cotidianamente dentro y fuera de las Iglesias. El Paro es una oportunidad para reflexionar y generar nuevas condiciones para que en los distintos espacios podamos vivir seguras y plenas”, añadió.