Ciudad de México. El tema de la conquista de México-Tenochtitlan “es un campo minado para los historiadores y la historia. Es complejo y contradictorio, ya que ni Hernán Cortés era Alejandro Magno, ni todos los conquistadores eran valientes, si tacha, ni reproche, ni los indígenas estaban todos llenos de virtudes, ni los mexicas o aztecas eran unas hermanas de la caridad, eran guerreros profesionales, pues la guerra era tan importante como la agricultura”, explicó el historiador Enrique Semo.
Durante la presentación de los libros La conquista, catástrofe de los pueblos originarios, los actores: amerindios y africanos, europeos y españoles, Tomo 1 y La conquista, catástrofe de los pueblos originarios, la invasión de Anahuac, gran septentrión y sur-sureste, Tomo 2; que se llevó a cabo este martes en la 41 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, escritos por el maestro Semo, éste explicó que la conquista tiene una enorme importancia en la formación de la nación mexicana, que no debe entenderse como una cuestión entre aztecas y españoles, “sino entre pueblos originarios de todo el territorio, desde el sur hasta el norte, tan importantes como el centro, y los europeos y los españoles.
“De igual manera hay que considerar que los conflictos entre los pueblos originarios y los mexicas se crearon mucho antes que la llegado de los españoles, quienes aprovechan esos conflictos para sus propios intereses; de ahí que se reconocen dos fuerzas, los pueblos que se trataban de emancipar del imperio azteca y la de los españoles que trataban de conquistar a todos los pueblos”.
El historiador también se refirió al concepto de catástrofe, la cual dijo, tiene cuatro aspectos: Uno: actos genocidas, “la conquista no fue un genocidio, pero sí hubo actos genocidas”, dos: Sobreexplotación, tres: Destrucción civilizatoria y religiosa; “la colonización de las almas, que fue un proceso menos violento físicamente, pero igual de doloroso”, y cuatro: las epidemias, como las desatadas por la viruela, el sarampión, la varicela, la peste, las paperas y la tosferina.
Semo ofreció algunos ejemplos históricos de esos cuatro aspectos; además de señalar que la llegada de los españoles ‘provocó produjo una catástrofe demográfica de los pueblos originarios.
“En 1518, había unos 8 millones de indígenas en el centro de lo que ahora es México, para 1705, había un millón 100 mil, se eliminó casi un 90 por ciento de la población, debido en gran parte a las guerras que transformaron el sistema económico y social”.
En la presentación comentaron también dichos estudios, los especialistas Teresa Aguirre y Enrique Rajchenberg, quien apuntó: “Semo asumió una perspectiva crítica, analítica y exhautiva antiprovinciana que los llevó a comprender la conquista y los tres siglos de colonia como un engranaje esencial de la configuración planetaria del capitalismo.
“El libro de Enrique Semo no se escribió para formar parte de esa oleada de actos de memoria colectiva, aunque sí permite recordarnos que el capitalismo siempre tiene una cara monstruosa”.