Ciudad de México. Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) encabezan la vigilancia de un enjambre sísmico que ocurre en Michoacán desde el pasado 5 de enero, fenómeno que ha causado 3 mil 287 microtemblores, rompimiento de fallas y fracturas en distintos niveles, que van de cinco a 40 kilómetros de profundidad, sin que esto indique que esté por nacer un volcán.
Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica (IGf), explicó ayer, en conferencia de prensa en Ciudad Universitaria, que desde inicios de este año ocurrió una serie de sismos en una región de Michoacán cercana al volcán Paricutín y a Uruapan. Inicialmente el registro lo hizo el Servicio Sismológico Nacional (SSN) con su red de estaciones sismológicas, y luego participaron expertos del IGf y de las universidades de Colima y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Víctor Hugo Espíndola Castro, subdirector de investigación del SSN, explicó que los microsismos ocurridos no son perceptibles para el ser humano ni han causado daños en viviendas, pero son detectados por instrumentos; así, se han registrado 3 mil 287 eventos con magnitudes entre 2.6 y 4.1. En total se han registrado más de 5 mil sismos muy pequeños, si se toman en cuenta incluso los de magnitud uno
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Servando de la Cruz Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología del IGf, expuso que los enjambres sísmicos se han presentado varias veces en esa región. El primero fue en 1943 y culminó con el nacimiento del volcán Paricutín. Posteriormente, hubo otros tres, esto es, en 1997, 1999 y 2006, este último con características similares al actual. En éstos no hubo llegada de magma a la superficie
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De la Cruz Reyna explicó que la mayor parte de las fracturas producidas con el actual enjambre sísmico son pequeñas. Se sugiere que la fuente del esfuerzo es un movimiento de magma, pero a profundidades de 10 kilómetros o más. Esto es muy común en zonas volcánicas y significa que el magma, que posiblemente esté produciendo el esfuerzo, puede tener origen en el desplazamiento
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El vulcanólogo destacó que el actual enjambre sísmico no culminará con el nacimiento de un volcán por varias razones: la profundidad de los temblores se mantiene baja y la mayor parte del desplazamiento de magma es horizontal.