Buenos Aires. El presidente argentino, Alberto Fernández, se disculpó ayer públicamente por un discurso que dirigió a las nuevas generaciones de militares que “crecieron en los procesos democráticos” y que temió pudo haber herido a familiares de las víctimas de la pasada dictadura (1976-1983) lo que originó un debate en relación a que en este caso, proponía una “vuelta de página” para comenzar otro tipo de relaciones cívico-militares con los que no tienen responsabilidades por lo ocurrido en ese oscuro pasado.
“Dar vuelta la página”, significa que “entre nuestros oficiales ya no quedan partícipes activos o complacientes del terrorismo de Estado” escribió en Twitter, en referencia al discurso del pasado viernes en que celebró que “de aquí en más, no deberemos analizar si alguno de nuestros oficiales participó de las sistemáticas violaciones de derechos humanos que fueron parte del genocidio que padeció nuestra Patria entre 1976 y 1983”.
A lo largo de mi vida, como hombre de derecho que soy, siempre bregué porque impere la ley y el castigo como forma de reparar los delitos de lesa humanidad que se han cometido en perjuicio de los habitantes de nuestra Patria.
— Alberto Fernández (@alferdez) February 24, 2020
También sostuvo: “Tengo la alegría de que hoy todos los oficiales de nuestras tres fuerzas han salido de la democracia” y agregó: “Es la primera vez que podemos decir esto y yo lo celebro (…) hoy podemos decir que nuestros hombres y mujeres del Ejército, de la Armada y la Fuerza Aérea, han nacido como oficiales de la democracia, y yo lo celebro”.
Era evidente que hablaba a jóvenes militares, varios de los cuales partían a Chipre en una misión de paz de Naciones Unidas e intentaba dejar abierta la posibilidad de acercamiento con las fuerzas armadas, lo que también fue una propuesta de los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner, (2003-2015).
En aquel entonces, el Ministerio de Defensa preparó nuevos cursos de estudios para una verdadera defensa nacional e incluso durante el período en que la abogada y diplomática Nilda Garré fue la primera mujer ministra de esa cartera (2005-2010) se decidió no enviar a oficiales a la Escuela de las Américas, en el Comando Sur, ahora en Florida, Estados Unidos.
En las redes sociales se manipularon las palabras del mandatario, por lo que algunos organismos de Derechos Humanos reaccionaron apresuradamente, incluso acusando de “negacionsimo” al presidente Fernández, como sucedió con Nora Cortiñas, de Madres Fundadoras de Plaza de Mayo, quien ayer se disculpó por haber usado este término.
Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, respaldó al mandatario entendiendo a quienes estaba dirigida la propuesta de “dar vuelta a la página” y dijo creer en “la franqueza y en las formas” del presidente.
“Lo que ha dicho fue para alentar a los jóvenes militares que van a exponerse en una misión en otro país. No tendría que haber pedido disculpas, lo dijo mirando a la cara de esos jóvenes”, mencionó Carlotto y remarcó la necesidad de la cautela que siempre han tenido las Abuelas, ante estas situaciones.
El presidente también escribió que entendió que sus palabras “han herido la sensibilidad de las víctimas. Nunca quise causar en ellas el más mínimo dolor. Saben que en mí solo cuentan con alguien que siempre las va a acompañar en la búsqueda de la verdad y en la imposición de justicia sobre los culpables”.
Recordó que a lo largo de su vida siempre trabajó para que imperara la ley y el castigo como forma de reparar los delitos de lesa humanidad,añadiendo “no quiero pasar por distraído ante la queja justa. Que un error mío no nos divida. Que nadie dude en qué lugar estoy parado. Que nadie crea que niego el horror vivido. Como siempre debemos estar unidos para que el ‘Nunca más’ que pregonamos sea ‘Nunca más’ en la Argentina”.
Por su parte, Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, también dijo que entendió el sentido de la alocución del mandatario a las nuevas generaciones militares.
En declaraciones a la radio El Destape, contó algo que nunca antes dijo y es que ese día al bajar al sótano del edificio de Defensa para abordar un automóvil que la esperaba, se le acercaron cinco mujeres que pertenecían al ejército para decirle: “Nosotras queremos pedirle perdón por lo que hizo el ejército con ustedes. Nosotras que somos mujeres del ejército estamos avergonzadas”.