Ciudad de México. La presiones fiscales de México --sin una reforma- implicarán reducir las transferencias sociales en caso de que se pretenda mantener la disciplina financiera, exhibe un reporte el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por su sigla en inglés). En este entorno, el organismo destacó que la inversión lleva al menos cuatros años a la baja, presionada por la incertidumbre importada de Estados Unidos, aunque en los últimos meses está asociada a la política interna.
Agregó que en este contexto, una economía que no ha crecido más de 0.3 por ciento promedio en los últimos seis trimestres erosionará los ingresos y hará más difícil cumplir con los objetivos fiscales –como el superávit primario que por segundo año de la actual administración se incorporó al presupuesto. Esta incapacidad de cubrir el gasto se ve en el uso del Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP).
“La baja inversión también ha pesado en la productividad, lo que dificulta las perspectivas de crecimiento futuro (…) Proyectamos que la economía permanecerá estancada este año y que el banco central continuará suavizando la política monetaria solo gradualmente para preservar los precios a largo plazo y la estabilidad financiera”, destacó el IIF sin abundar en algún pronóstico de crecimiento para este año.
Todo gira alrededor de que los inversionistas se mantienen inciertos frente al presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin un cambio fiscal y con el estancamiento de la economía “medidas más pragmáticas y favorables al mercado podrían ser difíciles de implementar debido a las deficiencias de credibilidad”, consideró el instituto.
De acuerdo con una gráfico del instituto, durante 2019 las exportaciones netas sostuvieron el producto interno bruto (PIB) de no caer de manera más pronunciada; prácticamente toda la inversión restó y el consumo privado no figuró, pese a ser tres cuartas partes de la economía mexicana.
La baja en la inversión lleva desde el 2016, pero se ha profundizado en el último año y medio, recalco el IIF. Sumado a ello, la inversión lleva una caída en todos los rubros respecto a enero de 2018. En esos dos años ha caído en 9 por ciento la residencial, en 11 por ciento la no residencial; en 8 por ciento se redujo la inversión fija bruta doméstica y en 9 por ciento la importada.
Ello, al tiempo de que las necesidades de préstamos desde el gobierno está en un tercio de las necesidades del país.