Ciudad de México. Pensar que el movimiento feminista en México comenzó ayer es un punto de vista sumamente ciego y no conduce a nada
, afirmó el antropólogo Hilario Topete Lara, director de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
En entrevista con La Jornada, explicó que “el grito desgarrador y rebelde de las mujeres que comenzaron a pensar sesuda, intensa y más documentadamente, surgió a partir de los años 70, cuando México fue sede de la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer (1975).
A partir de ahí, los grupos feministas comenzaron a exigir el lugar que les corresponde, en una sociedad y en un mundo donde ellas son la mitad, pero se les tenía en un lugar relegado, lo cual hace que esta lucha sea histórica. Lo que hoy sucede en el país y en la propia ENAH es el reflejo de un movimiento planetario que tiene ya cerca de 50 años en la escena social y política
, añade.
Topete Lara fue elegido en diciembre para dirigir el plantel durante el ciclo 2020-2023, luego de que la escuela vivió en 2018 un largo paro de labores en el que la comunidad exigió, entre otros puntos, aumento del presupuesto de la escuela, actualización de los planes de estudio y mejoras en las condiciones laborales de los docentes y trabajadores, además de solución a sus denuncias de acoso y agresiones contra estudiantes y maestras.
En las paredes de la ENAH se pueden apreciar las consignas de la lucha feminista, un movimiento cuyo recrudecimiento en los años recientes me parece loable y muy sano
, continuó Topete, “pues las mujeres no sólo tienen el derecho, sino la obligación, de exigir lo que están pidiendo a gritos y con cada voz rebelde expresada en una pared: acoso cero, violencia contra ellas cero, discriminación cero. Es decir, llegar a la equidad, pero no nada más de palabra, sino de facto”.
En creciente feminización
La Escuela Nacional de Antropología e Historia, con todo lo que vivió en 2018, tuvo que dar una respuesta inmediata, recuerda Topete, “sobre todo porque, de acuerdo con las estadísticas, la institución se está feminizando desde hace más de una década; es decir, la población de mujeres es a tal grado creciente que en algunas licenciaturas, como antropología social y etnología, hay más mujeres que hombres.
“Algunos han dicho que las chicas se expresaron de manera violenta al llevar a las paredes las denuncias que habían difundido en redes sociales o en un espacio llamado El Tendedero, donde exhibieron a los alumnos y profesores acosadores. Pero están en todo su derecho, porque sus denuncias y solicitudes no fueron atendidas a tiempo, quizá por falta de sensibilidad o quizá porque la persona que debía estar acompañando estos procesos incómodos y lacerantes para ellas no lo hicieron a tiempo.
“No estoy justificando que se dañe el patrimonio cultural e histórico, lo que digo es que en la medida en la que no ha habido una sensibilidad que se traduzca en acciones concretas para que las mujeres tengan respuesta, se sientan escuchadas, acompañadas, y que vean que se están emprendiendo medidas con la finalidad de cambiar el status quo con relación al género, ellas no van a cejar.”
Luego de que en la ENAH se dieron las protestas feministas, aun cuando existe un departamento de defensoría, el antropólogo Topete, quien comenzó funciones en enero, urgió a una restructuración de esa área.
Narra que la persona que estaba al frente “acusaba una sensibilidad muy poco oportuna y precisa, el resultado es que los gritos aumentaron de intensidad porque no hubo respuesta de la dimensión de la ofensa sufrida. Por eso, hoy día ya tenemos en el departamento de defensoría a alguien que sí está especializado en derechos humanos, que conoce los protocolos que se deben activar en caso de violencia contra las mujeres.
“Lo importante ahorita es frenar la agresión contra nuestras alumnas y profesoras, lo siguiente será hacer esa defensoría más general, porque los hombres también entran en la perspectiva de género.
“Nos costó mucho trabajo encontrar a alguien con ese perfil, también por el salario que ofrecemos; tuvimos que hacer maroma y teatro para que aceptara una persona con experiencia. Por fortuna aquí está, lo cual no significa que ya se resolvió todo.
“Ahora lo que se necesita es meter a toda la comunidad estudiantil a pensar en las cuestiones de género, de violencia, adicciones, intersubjetividades, respeto, aceptación, temas que en la escuela deben ser reorientadores en el plano formativo.
Tenemos que pensar tanto en las diversas masculinidades como en las diversas feminidades, pues en esta escuela hay colectivos gays, bisexuales, transgénero, transexuales, etcétera, que deben ser tratados, en primera instancia, como personas. Eso es lo que hay que recuperar en la ENAH
, concluyó el director.