Ciudad de México La Alianza del Pacífico, el mecanismo de integración tanto comercial como en varios rubros que desde desde 2011 acodaron México, Chile, Colombia y Perú, “se vende bien” y tiene mucha legitimidad.
Sin embargo, no es un bloque establecido como la Unión Europea, sus iniciativas son muy limitadas, le hace falta estructura y depende de la suma de relaciones e incluso tratados comerciales que tienen sus integrantes con otras naciones, las cuales se convierten “en socios de facto”, aseguró Michel Levi, investigador de la Universidad Andina Simón Bolívar, de Ecuador.
Con la conferencia “Visión y perspectiva de la Alianza del Pacífico desde el exterior”, Levi arrancó un foro donde empresarios, diplomáticos y académicos -tanto de las cuatro naciones que la integran como también de otros países- analizan los resultados que ha dejado la AP a casi una década de haber surgido, así como los problemas que enfrenta actualmente, sobre todo porque ya no están los gobiernos ni presidentes que la crearon y se comprometieron con ella.
El foro se denomina “La Alianza del Pacífico ante nuevos contextos geopolíticos y geoeconómicos” y es organizado por la Fundación Konrad Adenauer Stifttung, el Grupo de Estudios sobre México y la Alianza del Pacífico y el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce).
La integración no debe ser el objeto sino el camino para otras metas
“Vista desde afuera la Alianza del Pacífico representa una gran oportunidad de vinculación y relaciones económicas para la región. México es un actor clave. Sin embargo, el gran error global es ver a la integración como el objeto y no, la integración nos debe llevar a algo más como una estructura solidaria o la vinculación entre ciudadanos más libres y democráticos. La integración sólo es el camino para lograr otros objetivos”, advirtió Michel Levy.
El académico consideró que la Alianza del Pacífico debe dejar clara su relación con China, el país más importante de la región Asia-Pacífico. También el gobierno de México, dijo, tendrá que determinar si incluye a la AP como parte de sus políticas públicas.
La Alianza tiene mucha legitimidad y dos aspectos que le dan un plus es la difusión que se ha hecho de la misma, además de que los gobiernos integraron al sector privado, pero hay temas que preocupan como la relación con otros sectores, como sindicatos, y también el mecanismo para que ciudadanos y Estados ejerzan su derecho a reclamar.
Si sólo se buscan homologar normas comerciales, entonces la Alianza del Pacífico resulta un mecanismo “muy limitado”, puntualizó el especialista. El mecanismo además tiene “socios de facto” aunque no estén reconocidos por la AP y entre ellos destacó el caso de Estados Unidos, que además tiene acuerdos comerciales con los asociados.
Siempre se ha tenido el sueño de integrar toda la infraestructura de América del Sur con la de México y con la AP. Éste país es la puerta de entrada para sus socios hacia Estados Unidos, y a su vez, Perú, Chile y Colombia representan la vinculación de México con la región sudamericana, pero también debe verse si, por ejemplo, Brasil tiene interés de integrarse al mecanismo o sólo se mantiene como observador, señaló el académico.