Madrid. La Fundación Mapfre reúne por primera vez en Madrid unas 45 imágenes de gran formato del fotógrafo británico Richard Learoyd, quien ha captado paisajes, personas o naturalezas muertas con una cámara inventada por él mismo hace más de 20 años.
Sandra S. Phillips, curadora de la exposición, explicó que ‘‘tomar estas fotografías como observarlas requiere una manera de mirar más detenida y atenta, una actividad más contemplativa que la inmediatez con la que solemos ver y fotografiar el mundo”.
De ese artefacto lleno de técnicas secretas surgen imágenes de personas y objetos que parecen habitar un mundo suspendido en el tiempo, con una luz cristalina y vibrante, con una textura que invita a la imaginación a viajar lentamente y hallar el origen de esa elegía.
Learoyd podría ser considerado el ‘‘fotógrafo de la lentitud”, porque no se somete al torbellino frenético de los tiempos modernos en los que impera la velocidad a veces ciega.
El fotógrafo británico, rara avis, siempre va a contracorriente creando su universo mediante la captura de paisajes, personas o naturalezas muertas que lo han convertido en uno de los fotógrafos más celebrados en el mundo por la forma de retar a la vorágine actual con un discurso en el que impera la calma.
Learoyd parece asumir en su obra, pero en sentido contrario, lo dicho por Milan Kundera en su novela La lentitud: ‘‘Nuestra época está obsesionada por el deseo de olvidar y, para realizar ese deseo, se entrega al demonio de la velocidad; acelera el paso porque quiere que comprendamos que ya no desea que la recordemos; que está harta de sí misma; asqueada de sí misma; que quiere apagar la temblorosa llama de la memoria”.
Desde esa vocación de artista sosegado va rastreando personas, objetos o paisaje y crea imágenes que muchas veces se inspiran en la obra de artistas de otras épocas, como Jean-August Dominique Ingres.
Learoyd busca la atemporalidad, que su obra evoque al arte del pasado. Se fija en los grandes artistas del Renacimiento, en los pintores prerrafaelitas ingleses y de manera marcada en la fotógrafa victoriana Julia Margaret Cameron.
Creación muy artesanal
La curadora Sandra S. Phillips, quien es además conservadora emérita de fotografía del Museo de Arte Moderno de San Francisco, explicó que ‘‘las fotografías que realiza Learoy son tan grandes como la cámara”.
Ese instrumento del británico, no obstante sus dimensiones, es flexible y eso permite que sea móvil. El proceso de creación es muy artesanal: tras componer la imagen, coloca en la parte posterior de la cámara una hoja de papel fotográfico del tamaño de su máquina y crea una copia única y sus trabajos se convierten en obras poéticas y evocativas. ‘‘Los estudios de figura de Learoyd y sus retratos están especialmente alineados con el presente: la sensación de lejanía, las emociones interiorizadas y la extraña belleza de los cuerpos son testimonios de un presente lleno de inquietud”, añadió Phillips.
La exposición Richard Learoyd, montada en la capital española, se abrirá al público el próximo viernes y concluirá el 24 de mayo.