Ciudad de México. Con la construcción de Santa Lucía como manera de subsanar el tráfico aéreo “nos estamos dando un balazo en el zapato (…), la capacidad de operaciones está limitada desde ahora” por la orografía de la Zona Metropolitana y la nueva infraestructura más que resolver se vuelve un lastre para la planeación posterior, advirtió Federico Dovalí, especialista en infraestructura aeroportuaria.
Más allá de las decisiones que se han tomado en la presente administración, que el académico no quiso calificar como buenas o malas dado que el aeropuerto de Texcoco que se suspendió hace 14 meses tampoco le resultaba la mejor opción, señaló que las operaciones comerciales en Santa Lucía son posibles, pero “muy limitadas”.
Durante la semana el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que en 123 días de construcción, la obra lleva un avance físico de 4.5 por ciento y días antes aseguró que su gobierno cumplirá con el hito de terminar la obra en tres años.
Alejandro Guevara Castellanos, presidente de la Federación Mexicana de Colegios de Ingenieros Civiles (FEMCIC)), consideró que es posible que se resuelva la construcción para el 21 de marzo de 2022, independientemente de que se tenga que acelerar la inversión, pues no hacerlo resulta en una derrota moral para el Presidente.
“Santa Lucía es la cereza del pastel del gobierno. Por lo que representa, Santa Lucía lo van a hacer. Si ven que en el último año no la están armando se van a meter a gastar, a triplicar los recursos, porque sería una derrota”, afirmó en el marco del 11 Foro de Infraestructura del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
Dovalí añadió que sin un programa ejecutivo, una obra aeroportuaria puede incrementarse hasta en 100 por ciento, e incluso aunque se tenga uno no está garantizado el control del gasto, porque en algunas ocasiones “por omisión, mala fe” o simple propaganda se promocionan obras por debajo del costo real.
Guevara Castellanos abundó en que la corrupción durante las administraciones pasadas “estaba en todos lados”, pero con la presente es cotidiana la incertidumbre para el sector, ello se debe, consideró, a que "la política se ha metido en terrenos que no le corresponden, como la parte técnica”.
Añadió que si bien es positivo que existan macro obras porque despuntan el crecimiento, el Tren Maya carece de toda planeación para generar desarrollo.“Si es verdad que quieres detonar el sur debe ser en todos los sentido, no sólo con las obras, sino con el desarrollo de la misma (…) No ha habido la sensibilidad política para ver a dónde van a llevar ese tipo de desarrollo”, cuestionó.
Acusó también que el desorden en la administración pública federal ha implicado que pese a que en el supuesto se canceló el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (INIFED), “seguían cobrando” los funcionarios que lo integran y este rubro la carencia de recursos está llevando a los gobiernos estatales a endeudarse.