Ciudad de México. La Casa de Moneda de México, que este año conmemora su 485 aniversario, tiene futuro, porque gran parte de la población no tiene acceso tecnológico para digitalizar sus operaciones bancarias, por lo cual la moneda es indispensable en muchas localidades. Ahí, como medio de cambio, es fundamental para la economía y para mejorar la eficiencia en las transacciones, asegura Jorge Andrés Raygoza Echeagaray.
El director general de la Casa de Moneda de México explica la ventaja de las monedas físicas en comparación con las virtuales. Su precio, muchas veces, fluctúa con la oferta y la demanda, mientras la tradicional, además de ser un medio de intercambio, tiene certeza en el valor
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En entrevista con La Jornada, Jorge Andrés Raygoza, maestro en economía por El Colegio de México y doctor por la Universidad de Virginia, Estados Unidos, habla sobre el propósito de hacer más eficiente la operación de la Casa de Moneda con la aplicación de un programa laboral de multihabilidades, con el que se tendrá más versatilidad en el uso de la fuerza de trabajo, con beneficios salariales para los empleados en función de su productividad.
Quien fue director de política fiscal y económica, así como subdirector de Finanzas Gubernamentales en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, destacó los indicadores financieros obtenidos en 2019, primer año de la actual administración.
Alcanzó una utilidad de operación de 331.7 millones de pesos, la más alta en su historia. Este monto contrasta con el déficit de un millón 800 mil pesos observado en 2018. Es decir, se mejoró el balance en 322.4 millones en los últimos 12 meses.
Esos resultados, sin precedente, se dan pese a la pérdida de 60.1 millones de pesos que causó el robo a la tienda localizada en avenida Reforma en agosto de 2019. Al respecto, aseguró que se han mejorado los protocolos y se tiene el apoyo y coordinación con diversas instituciones de seguridad.
–¿Hacia dónde va la Casa de Moneda con toda esa tendencia difícil en un país tan extenso y complejo y la digitalización?
–Precisamente, por la digitalización de las transacciones, parece que no tiene futuro, porque si cada vez se requiere menos efectivo para realizarlas, obviamente cada vez la demanda de dinero metálico será menor.
“Hay dos aspectos a considerar. Primero, que México es un país muy grande, donde las tecnologías no necesariamente están accesibles en todos lados. Segundo, todavía tenemos gran cantidad de economía subterránea; por ejemplo, pequeñas localidades e incluso dentro de las mismas ciudades, no solamente los mercados públicos, sino los tianguis. En la mayoría de los casos las transacciones se hacen con moneda física.
“En muchas tiendas hasta ponen su letrerito de ‘favor de pagar con cambio’, precisamente porque también una de las cosas que hay que considerar es que el Banco de México reconoció cuál era el porcentaje de moneda y billetes falsos que había y se puede ver que el índice de falsificación de monedas es menor que el de billetes. De alguna forma, la gente tiene más confianza en aceptar una moneda que un billete (...) para estar segura de que la pieza es válida, lícita.”
–Muchos bancos centrales están analizando la posibilidad de regular el uso de monedas virtuales. ¿La Casa de Moneda podría insertarse en esa tendencia?
–Nunca hay que decir no a las nuevas tendencias. Aquí la cuestión es saber cómo se van a hacer las cosas. A final de cuentas, es necesario que se vea cuál es la diferencia entre una moneda virtual y una tradicional. Esta última siempre va a tener el mismo valor de intercambio. Con las virtuales, ¿qué sucede? Su precio, muchas veces, fluctúa con la oferta y la demanda. Una de las funciones principales, precisamente de un medio de intercambio, es la certeza en el valor.
“¿Qué es lo que sucede, por ejemplo, cuando hay expectativas de que una moneda se devalúa? Su demanda baja. La gente busca cambiar su dinero por una pieza que mantenga el valor, ya sea el dólar o metales preciosos, o por cualquier otra forma de valor.
“Las monedas virtuales, precisamente, no cumplen esa función. Muchas veces lo que sucede es que, conforme va aumentando el valor de una moneda virtual, la gente dice: ‘ah, mira, está subiendo. Voy a comprar esa moneda’. El precio sigue subiendo por la misma demanda y después los especuladores, ya que el precio está elevado, comienzan a deshacerse del stock y se desploma el precio. Entonces, ¿qué sucede? Usted, que pensaba que tenía cierto ahorro en esa moneda, pierde completamente sus expectativas.”
La importancia de una operación eficiente
–Las ganancias de la Casa de Moneda, por llamarles de algún modo, ¿las regresa a la Federación?
–Exacto. Que la Casa de Moneda opere de manera eficiente es un beneficio para todos los mexicanos, y ese es precisamente uno de los retos que me he puesto. Hacer cada vez con menor costo las monedas y también aumentar la presencia en México y en el mundo.
–¿Cómo está posicionada la Casa de Moneda a escala internacional? Tenemos conocimiento de que en el pasado acuñaba monedas para otros países.
–Debemos tener en cuenta lo que ha pasado con las casas de moneda durante este siglo. Ha desaparecido gran cantidad en el mundo. ¿Por qué? Principalmente por dos cosas: una, los problemas de tamaño. Normalmente se tiene más infraestructura que la necesaria para atender la demanda. En parte, esa caída de la demanda de acuñación del banco central no es privativa de México. Ha sucedido en otros países. El más reciente es Bélgica. Hace apenas uno o dos años dejó de acuñar moneda de curso legal, pero en Latinoamérica hay muchas; por ejemplo, Argentina ya no tiene. Recientemente, Ecuador.
En Europa también ha habido muchos países que han dejado de acuñar. Más que nada, porque si la demanda de moneda es poca, tener infraestructura productiva, como la que requiere la acuñación de moneda, no nos da para mantener la casa. Entonces, muchos países lo que han hecho es solicitar precisamente a las casas de moneda que son más eficientes en su producción que les manufacturen las monedas.
–¿México lo hace?
–Precisamente, estamos buscando convenios con otras naciones para manufacturarles.
–¿Hay alguno vigente?
–Ahorita no tenemos ninguno, porque también debemos tener en cuenta que los tipos de manufactura de moneda son diferentes en otros países. Aquí, por ejemplo, tenemos monedas con metal sólido. En otras naciones tienen con metal recubierto, es decir, una base o un centro con el metal más barato y simplemente a éste se le recubre. Estas técnicas reducen el costo de acuñación. Nosotros, ahorita, no tenemos esa tecnología.
Raygoza Echegaray señala que, en línea con las medidas de austeridad dictadas por el Ejecutivo federal, se ha realizado un esfuerzo de ajuste mayúsculo en materia de costos de operación. Por ejemplo, gracias a la estrategia de manufactura esbelta
, los costos como porcentaje de las ventas se redujeron 25.6 puntos.
Los costos de operación de las tiendas se redujeron 68.3 por ciento, al pasar de 60.6 millones a 19.2 millones de pesos. Ello se debe a la cancelación de gastos de publicidad, que en 2018 fueron por 30.4 millones de pesos y al cierre de puntos de venta no rentables, como las de Altavista y el Museo.
–¿Habrá acto sólo la fecha del aniversario o se realizarán actividades a lo largo del año?
–El aniversario es el 11 de mayo, pero queremos que durante el año haya eventos. Culturales, como exposiciones y conciertos, y numismáticos. Tenemos colaboración con varios museos para intercambiar piezas de exposición, que éstas se hagan de manera temporal, que haya exposiciones itinerantes. Por ejemplo, la recuperación de las prensas La Colorada y La Bailarina las estamos poniendo a punto para que precisamente el público pueda venir y acuñar su moneda, que sea un souvenir, que la gente pueda tener en su hogar, que sientan que la Casa de Moneda de México es parte de su patrimonio.