Ciudad de México. En un barrio pesado, pero solidario
, como describen sus moradores a la colonia Vallejo, alcaldía Gustavo A. Madero, la marcha de mujeres que ayer una vez más reiteró la exigencia de justicia por el feminicidio de Ingrid Escamilla, alentó las voces de otras víctimas de violencia de genero que como aún no están muertas viven en el anonimato
.
Hay quien narró desde golpes, secuestros, desapariciones y hasta la venta de niñas. Siu, una adolescente de 14 años que se integró a la protesta de los colectivos feministas, vive con tres hermanos y sus padres a una calles de donde habitaba Ingrid.
La adolescente fue secuestrada por dos sujetos, ha sufrido maltrato, su padre es alcohólico y golpeador, además de que la denuncia que presentó por rapto no procedió porque no sólo no le creyeron, sino la acusaron de haber tenido la culpa.
Al relatar su historia, señaló que quiere hacerla pública para que no vuelva a suceder, pero nadie le creyó: Se burlaron de mí y hasta un apodo me pusieron
.
En el momento en que contaba lo ocurrido su voz se quebró, pero fue alentada por las mujeres que corearon Un violador en tu camino. Así se escuchó otro testimonio que denunció una violación.
En la calle Tamagno, los vecinos colocaron carteles donde se leía Ingrid, estamos contigo
, Ni una más
. No sólo hicieron patente su solidaridad, sino un llamado urgente para que se ponga atención en la colonia, comentó Celina: Aquí se vende a las niñas, se las roban, hay mujeres que son golpeadas y asesinadas y no hacen nada
.
La muerte de la joven de 25 años enlutó a esta colonia donde ya nadie quiere entrar; no obstante, la marcha llegó hasta el número 258 de esa vialidad donde se cometió el feminicidio. Negocios y el mercado cerraron, algunas familias se resguardaron y los hombres procuraron no acercarse mucho.
La marcha que partió de la explanada de la alcaldía con 150 personas fue escoltada por 325 mujeres policías, quienes también reclamaron su asignación: Porque en la Ciudad de México nos capacitan para partirnos la madre
.
Durante la protesta hubo algunos conatos de confrontación sin que se registrara alguno grave. En el edificio donde habitó Ingrid se intentaron hacer algunas pintas, pero previo a la llegada del contingente, por petición de la familia, se pidió que no las efectuaran.
Dijeron que el enojo por la muerte de Brenda, asesinada tres días después que Ingrid en Ecatepec, María de Jesús Jaimes Zamudio, Eugenia Machuca, Alejandra Andrade y otras mujeres, es la evidencia de que los gobiernos no trabajan para detener a los agresores y esa impunidad motiva los feminicidios.