Lerma, Méx. Conscientes del daño ecológico que se está causando al planeta, los industriales del sector productor de refrescos recicla desde hace 17 años una buena porción de envases de plástico para convertirlas en nuevas botellas.
Las embotelladoras agrupadas en la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) cuentan con el sistema de acopio de Ecoce, así como con tres plantas de reciclaje de plástico PET grado alimenticio, como se identifica al material para envasar alimento.
Una de ellas es PetStar, la cual se ubica en Lerma, Estado de México. Está considerada como las más grandes del mundo porque procesa en promedio 3 mil 100 millones de botellas al año.
De acuerdo con Anprac, sus agremiados están a favor transitar hacia la economía circular, concepto que busca no solo reciclar sino reutilizar y reducir el impacto al medio ambiente, lo cual de acuerdo con sus voceros se busca lograr a través de la participación de la sociedad, industria y gobierno.
Trabajadores en la recicladora de PetStar. Foto Marco Peláez
La transformación
El proceso que realiza PetStar comienza desde la recolección de las botellas de PET en mil 200 puntos de acopio que están en el centro del país, un proceso que no solo busca ayudar al medio ambiente, sino también busca impactar en la vida de quienes recolectan el material, ya que un requisito para que PetStar adquiera el plástico es que esos establecimientos no hagan trabajar a niños, por lo que les proporciona servicios de salud y educación a los menores de edad.
A la planta ubicada cerca de Toluca, llegan grandes pacas de los plásticos PET recolectados. La empresa no discrimina si el plástico es de otra marca refresquera, pues el siguiente requisito es solo que se haya tratado de plástico grado alimenticio.
La planta está en su mayor parte automatizada, pues máquinas son encargadas de lavar el material en un primer paso, para después continuar con una selección, es decir, se retiran botellas de plástico que no sirven. Una última revisión la realizan trabajadores de manera manual.
Posterior a ello, todo el material de dos líneas de producción pasan a un molino, el cual tritura 350 mil botellas por hora.
El proceso no termina ahí, ya que una vez que fueron trituradas las botellas, el material pasa a ser fundido en un horno para producir pequeñas perlas de plástico, las cuales aún no están listas para ser convertidas en botellas.
Después de triturar las botellas, el material resultante es fundido en un horno. Foto Marco Peláez
El siguiente paso es justamente hacer que sea grado alimenticio, lo cual se logra con un proceso donde se usa nitrógeno para bajar la temperatura y eliminar bacterias y pueda ser usado el plástico para bebidas.
Las perlas que produce esta planta son de un color gris, el cual llegará hasta las embotelladoras asociadas a PetStar, para crear una nueva botella, la cual regresará de nueva cuenta para volver a ser transformada.
Datos de Anprac indican que a través de Ecoce durante 2018 se logró el acopio de un millón 452 mil toneladas de envases y empaques, de las cuales 438 mil toneladas fueron envases de PET.
Ello equivale a llenar 144 veces el estado Azteca y se evita la emisión de 11 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, que es como si se hubieran plantado 800 bosques del tamaño de Chapultepec.