Ciudad de México. El destino ha tocado a nuestra puerta y necesitamos hacer algo. ‘‘Yo ofrezco una plegaria por lo que ya tenemos: catástrofes naturales y humanitarias, guerras, falta de agua, violencia”, expone en entrevista con La Jornada la compositora Cristina García Islas (Ciudad de México, 1983), con motivo del estreno de su obra Lord have mercy on the 21st century (Señor, ten piedad del siglo 21).
Esa obertura es una ‘‘súplica melódica” en medio de la desoladora realidad. Este fin de semana la Orquesta Filarmónica de la UNAM (Ofunam) la tocará en la gala inaugural de la primera temporada 2020 que tiene de protagonista a Ludwig van Beethoven, el compositor alemán celebrado por las orquestas de todo el mundo por el 250 aniversario de su natalicio (Bonn, 16 de diciembre de 1770).
Massimo Quarta, director artístico de la filarmónica universitaria, tomará la batuta en la Sala Nezahualcóyotl para hacer resonar la Sinfonía número 5 de Beethoven. También interpretarán las oberturas de Coroliano y Leonora III.
La Ofunam comisionó nueve obras a igual número de compositores mexicanos, inspiradas en cada una de las sinfonías del músico. Las piezas se estrenarán a lo largo de la temporada junto con las partituras del homenajeado. Hasta ahora la temporada ha provocado largas filas para adquirir boletos y las localidades del concierto inaugural están agotadas.
‘‘Sobre la Quinta Sinfonía se han dicho muchos mitos y anécdotas; le dicen del destino’’, sostiene García Islas en referencia a la obra que inspiró su propia creación que se interpretará esta noche y mañana al medio día. ‘‘El tema principal es un golpe del destino que llega a la puerta a tocarnos, esa idea filosófica inspira mi obertura. Es un seguimiento sobre qué nos toca en el siglo XXI como humanidad”.
Expresividad más allá de un idioma y una cultura
Beethoven escribió su Quinta Sinfonía entre 1804 y 1808. Es una de las obras ‘‘más conocidas del repertorio orquestal”. El motivo inicial ‘‘de carácter grandioso y severo” es indudablemente asociado al músico de carácter enérgico, parte de la cultura popular ha retomado estas notas en caricaturas, películas y hasta obras de rock. El principio de súplica y el de oposición están en juego, de acuerdo con las notas del programa elaborado por la Ofunam. Ese hombre perdura en el ámbito universal, considera la compositora, ‘‘porque tiene una personalidad propia. Toca una emoción. Es la expresividad, la fuerza, que supera un idioma y una cultura. Pienso que su esencia de compositor y ser humano marca todavía nuestra historia porque su música traspasa una estética. Así debe ocurrir con lo contemporáneo, para expresar algo que nos diga más allá de la música. Es algo importante, los artistas debemos tener una personalidad propia, no podemos ir contra nuestra esencia”.
Música relacionada con el canto del hombre
La obra Lord have mercy on the 21st century ‘‘comienza sutil y discreta. Pero al final, como cuando uno eleva una oración, se puede decir que hay una intensidad buscada de forma gradual. Se distingue por tener percusiones”, adelanta Cristina García Islas. ‘‘Es melódica, sin buscar un clasicismo; es moderna. Lo importante es la expresión de algo que tiene que ver con el canto del hombre.”
En el mundo de la música orquestal, la juventud y ser mujer puede añadir una carga al ya difícil panorama. Cuando la compositora se graduó en la maestría en el Conservatorio de Música en Montreal, sólo habían dos mujeres. ‘‘Mi música tiene mucha fuerza, es tempestuosa y con episodios oscuros”, define.
Al respecto, recuerda cuando subió al escenario con ‘‘vestido blanco, muy delicada” después de que se interpretó una de sus partituras. Surgieron exclamaciones de asombro y hubo quien le preguntó: ‘‘¿En verdad tú escribiste esa obra? Pensamos que eras un señor, alto, musculoso, vestido con piel y tatuajes.”
Entonces, opina García Islas, existe el estereotipo de que la música de los hombres tiene más carácter que la de las mujeres y eso no es cierto; por ejemplo, Sofia Gubaidulina ‘‘es una compositora con mucho carácter, cuya música nos deja marcados’’.