La Fiscalía General del estado de Morelos cometió una serie de omisiones graves al entregarle de forma equivocada a una familia el cadáver de una persona que no era su ser querido, pues simplemente se fió de la palabra de un grupo de personas que dijo haber reconocido el cuerpo de su pariente, sin haberlo corroborado por medios científicos, señaló el perito forense Abimelec Morales.
“Observo una grave omisión en este proceso, porque definitivamente la autoridad no puede basar la identificación de un cuerpo sólo con base en el señalamiento de supuestos familiares, y mucho menos si no se les dio acceso físico para observarlo. Esto es muy peligroso, porque podría dar pie a actos criminales”, afirmó el especialista en charla con La Jornada.
Morales, integrante del Consejo Consultivo de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos y miembro de la Asociación Internacional de Identificación, enfatizó que aunque un cuerpo pueda estar en buen estado y en teoría sea posible identificarlo, siempre debe pedírsele a quien lo reclama que presente documentos de identificación con huellas dactilares, para poderlas cotejar.
Además de lo anterior, es necesario confirmar que quienes reclaman los restos de la persona fallecida los hayan visto físicamente y sepan decir si tenía cicatrices o intervenciones dentales. “Se menciona que en este caso a los familiares no se les dio acceso, sino que les mostraron una fotografía. Fue un acto de negligencia, porque la familia puede señalar algo, pero la autoridad tiene la obligación de corroborarlo”, insistió.
El caso registrado en Morelos hace unos días “me lleva a pensar: ¿cuántas veces no ha pasado lo mismo antes? Hablamos de investigaciones científicas e investigar no quiere decir necesariamente revictimizar (a la familia del fallecido), sino confirmar. El Ministerio Público no puede trabajar con base en la ‘buena fe’ (de quien reclama el cuerpo), sino en la certeza jurídica”, recalcó.