Ciudad de México. La aseguradora Mapfre previó que la economía de México crecerá 0.9 por ciento durante 2020 y atribuyó la caída de 0.1 por ciento en 2019 a la falta de inversión pública y privada en el sector energético, en particular en petróleo y Pemex, así como la industria de la construcción, es decir, infraestructura.
“Nos dijeron que 0.9 por ciento de crecimiento es un pronóstico excesivamente optimista, pero es muy pesimista porque representa la mitad del crecimiento previsto para los países de América Latina y la quinta parte del considerado para las economías emergentes”, acotó Manuel Aguilera, director general de servicios y estudios de Mapfre.
Sostuvo que para lograr que la economía mexicana crezca se debe reactivar el sector petrolero porque sigue siendo muy importante para México, pero para ello se requiere mayor inversión, tanto pública como privada. Incluso atribuyó a ambos factores la situación actual: la errónea decisión sobre el petróleo y la inconsistencia de la inversión pública.
Sector asegurador crecerá más que economía nacional
Para el sector asegurador en México, Jesús Martínez Castellanos, director general de Mapfre en México y América del Norte, indicó que la firma calcula un crecimiento nominal de 9 por ciento en este año y de 9.2 por ciento para 2021, “muy superior al crecimiento de la economía”, pero por debajo de 10 por ciento anual que, en promedio, ha crecido en la última década.
Manifestó que los seguros en el país cuestan, en promedio, entre 2 mil y 4 mil 152 pesos por persona, y el valor del mercado asciende a 524 mil millones de pesos, pero se calcula que sólo se está cubriendo 29 por ciento del potencial porque podría llegar a 1.8 billones de pesos.
Debilitamiento de la economía es estructural
Manuel Aguilera destacó la debilidad de la economía mexicana en 2019, que el Inegi corroboró esta mañana al informar que el producto interno bruto cayó 0.1 por ciento, “ya se anticipaba” porque desde 2018 hubo estancamiento mientras que desde 2014 la inversión cada vez crece menos, salvo cuando se incrementó un poco por la construcción del aeropuerto de Texcoco.
El problema, dijo, radica en la industria o sector secundario que “se despegó, en sentido negativo, del comportamiento general de la economía”, particularmente los sectores de la construcción y minería “entiéndase petróleo y gas”.
Así que dijo que la situación económica actual “no es un tema coyuntural sino estructural por decisiones erróneas tomadas en materia económica”.
Manuel Aguilera remarcó que desde 2014, cuando entró en vigor la reforma energética, “se sobreestimó” el efecto positivo que ésta generaría y el gobierno anterior, al no darse cuenta del importante papel que Pemex debería seguir teniendo, dejó de invertir en dicha empresa.
Fue, dijo, “un error de percepción sobre la velocidad en que se obtendrían beneficios con la reforma energética, porque se dejó de invertir en Pemex bajo el supuesto, asumo, de que lo haría el sector privado, pero faltó mantener la inversión en Pemex y evitar la caída clarísima que ahora tenemos, explicó.
Ahora, para disipar la incertidumbre, se debe incrementar la inversión pero se requiere la proveniente del sector privado.
Limitación de inversión pública por programas sociales se registra desde gobiernos anteriores
Aguilera también señaló que ha sido paulatino el deterioro y limitación de la inversión pública por las transferencias directas o subsidios que se otorga a la población para abatir la pobreza en el país a través de diferentes programas sociales.
No sólo ha ocurrido con el gobierno actual sino que lo han hecho gobierno anteriores, pero aseveró que hasta la fecha no existe ningún estudio que demuestre que así se logra sacar a la gente de la pobreza, como sí ocurre con las inversiones púbicas en infraestructura.
Así que, dijo, si no hay cambio en dichas políticas públicas se condena a México a la debilidad económica y difícilmente se logrará un crecimiento de 2.5 por ciento anual, como se ha mantenido en promedio durante tres décadas.