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Tendrá tecnología de punta el aeropuerto de Santa Lucía

29 de enero de 2020 08:40

Ciudad de México. El espacio aéreo del valle de México será el primero del país en donde se utilice el sistema de navegación basado en el desempeño (conocido como PBN, por las siglas en inglés de performance-based navigation), lo cual permitirá que el nuevo aeropuerto internacional Felipe Ángeles, la terminal de la Ciudad de México (AICM), y la de Toluca puedan funcionar simultáneamente sin que las operaciones de uno obstaculicen las de los otros.

Así lo informó el mayor José Juan Marín Solís, vocero oficial del agrupamiento de ingenieros militares de Santa Lucía, estado de México, lugar donde la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) construye la nueva terminal aérea.

Explicó que el sistema PBN está basado en la geolocalización satelital de cada aeronave que ocupa un determinado espacio aéreo, lo cual permite una mayor precisión sobre su ubicación, altitud, velocidad y rumbo, mayor a la que se consigue con los sistemas actuales, que sujetan a los aviones que despegan o aterrizan a seguir las señales de radiofaros.

Marín Solís afirmó que el PBN se pondrá a operar en el valle de México antes de que el nuevo aeropuerto esté completamente construido, pues se trata de que el diseño del espacio aéreo de la región ya considere las operaciones de la terminal de Santa Lucía.

Se tiene prevista la migración de nuestro sistema de navegación al BPN, que funciona con una localización satelital; es mucho más preciso que el que se tiene actualmente. Previo a que se ponga en operación Santa Lucía, el sistema aeroportuario ya va a estar operando como si existiera la nueva terminal, para que al momento en que se ponga a funcionar no exista ninguna interferencia.

A un costado de lo que será la nueva pista para uso militar, se levantó un observatorio que permite contemplar las 2 mil 300 hectáreas del proyecto. Sobre la extensa planicie ya se pueden ver sobresalir las columnas que soportarán los disipadores sísmicos del edificio terminal.

Al mediodía, el sol se nubla por la polvaredas que levantan cientos de máquinas excavadoras, trascabos, motoconformadoras y aplanadoras, además de transportes de carga.

En algunos frentes del proyecto se trabaja las 24 horas, divididas en tres turnos, por lo que se han instalado torres de iluminación.

Otra de las innovaciones tecnológicas con las que contará el nuevo aeropuerto le permitirá operar incluso con la niebla más cerrada, condición meteorológica que obliga a cerrar operaciones en el AICM, entre cinco y diez ocasiones durante cada temporada invernal.

El vocero del agrupamiento de ingenieros militares que construye el nuevo aeropuerto anunció que éste contará con un sistema de aterrizaje instrumental, conocido por sus siglas en inglés como ILS, categoría III, que lo convertirá en la terminal aérea más moderna de América Latina.

Además, el ILS III permitirá a los aviones de pasajeros aterrizar o despegar sin tener que preocuparse por la niebla: El equipamiento de las pistas contempla operaciones con cualquier condición de visibilidad

El militar afirmó que los aviones utilizados por la mayoría de las líneas aéreas comerciales ya cuentan con equipos para utilizar las tecnologías PBN e ILS III, que son la norma en los países más desarrollados.

Las normas internacionales

En las próximas semanas se invitará a autoridades de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) y de otras instancias a nivel mundial, a realizar un primer recorrido por las obras de Santa Lucía, para que constaten que se cumple con las normas internacionales.

Esta semana la construcción de la nueva terminal rebasó los 100 días de haber comenzado, su avance llegó a 3.92 por ciento, lo cual se cumple con el calendario de obras que prevé finalizar el proyecto el 21 de marzo de 2022.

Desde el observatorio se alcanza a ver el casco de la antigua hacienda de Santa Lucía, el cual no será tocado por la nueva obra, pues está clasificado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Los pilotos militares que operan en esta base aérea cuentan que la antigua hacienda fue el lugar donde nació la charrería, pues su dueño, Diego Fernández de Córdova, obtuvo permiso del virrey Luis de Tovar para que 22 indígenas aprendieran a montar a caballo y pudieran trabajar arreando al ganado que se criaba en el sitio.

Ya adaptados a su nueva montura, los indígenas comenzaron a crear, a mediados del siglo XVII, las suertes y juegos de lo que es el ahora deporte nacional.

Actualmente, en los terrenos de la ex hacienda laboran 840 militares y 6 mil 400 civiles, desde aprendices hasta profesionistas con posgrado, no sólo en materias relacionadas directamente con la construcción, sino también en administración, logística y planeación.

Marín Solís afirmó que los ingenieros militares van a cumplir con su misión: Vamos a tener un aeropuerto austero; sin embargo, va a ser funcional y vistoso, y va a cumplir con todos los estándares nacionales e internacionales en la materia.

 

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