Ciudad de México. La incertidumbre política que abonó a frenar la economía mexicana y las inversiones en 2019 tendrán menor presión este año, le apoyarán la ratificación del Tratado México Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como una política monetaria más favorable, explicó Alejandro Werner, director del departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo mantiene la expectativa de que luego del crecimiento cero del año pasado, en este año México crecerá 1 por ciento y 1.3 por ciento en 2021, ello en el mejor de lo escenarios supuestos por el organismo. Es decir, con un acuerdo comercial y con mayor inversión que provenga de restar incertidumbre sobre el rumbo de reformas y políticas económicas.
En conferencia de prensa el directivo detalló que los resultados de 2019 tienen como contexto una economía estancada en toda América Latina. No obstante, en México se sumó el cambio de sexenio. Cada seis años se frenan las inversiones públicas y privadas, por lo que se espera un mejor desempeño en el segundo año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, abundó.
Omite FMI postura sobre Argentina
En el grupo de estimaciones para toda la región, Werner omitió a Argentina. A consulta de la prensa explicó que no publicarán estimados sino hasta abril, debido al “entorno de incertidumbre” que hay sobre el país latinoamericano con un nuevo gobierno y con “las definiciones que faltan” en este.
Hasta la última revisión de octubre, se espera que el producto interno bruto (PIB) de ese país refleje una contracción de 3.1 por ciento en 2019, de 1.3 por ciento en 2020 y de 1.4 por ciento en 2021.
Alberto Fernández asumió como presidente en diciembre. Su predecesor Mauricio Macri cambió la política social e hizo recortes en el gasto público a cambio de un préstamo por 57 mil millones de dólares del FMI, del cuál aún no se ha transferido todo el monto.
Priorizan a clases medias sobre pobres
Werner abundó en que Latinoamérica ha hecho una mejoría en la distribución del ingreso y reducción de la pobreza durante los últimos 15 años, aún con ello “sigue siendo una de las peores regiones de distribución del ingreso”. Con este antecedente y frente a la perspectiva de un menor crecimiento económico dijo que debe afinarse el foco de la política social.
Expuso que la prioridad ya no es abatir la pobreza extrema con los instrumentos que hasta ahora se contaban, entre ellos la transferencias gubernamentales, “sino las clases medias muy vulnerable que cualquier choque las vuelve a mover a la zona de pobreza”. “Los instrumentos son muy distintos”, recalcó, sin abundar en propuestas concretas.
Agregó que el producto interno bruto (PIB) real per cápita de la región ha disminuido 0.6 por ciento por año en promedio en los últimos cinco años, en contraste con el aumento anual de 2 por ciento entre 2000 y 2013. Por lo que “las políticas económicas tendrán que encontrar un punto de equilibrio entre recomponer el margen de maniobra y mantener la estabilidad económica, por un lado, y, por otro, apoyar el crecimiento y reforzar la red de protección social”, recomendó.
