El personal ocupado se redujo en 0.6 por ciento respecto a noviembre de un año atrás, baja que fue alimentada por menos personas que trabajan directamente para la razón social de las constructoras. Las horas trabajadas también cayeron 0.3 por ciento, mientras las remuneraciones resintieron el mayor recorte.
Estas últimas se redujeron 2.6 por ciento respecto a 2018, pese a que entre ambos comparativos media un crecimiento promedio de 16 por ciento en el salario mínimo, y también pese a que la contratación de obreros se incrementó ligeramente, en 0.2 por ciento.
Es decir, se incrementaron las contrataciones de personas que las constructoras supuestamente reportan como trabajadores manuales, pero bajaron en 2.7 los salarios que se les pagan, mientras se redujo en 0.1 por ciento para quienes figuran como empleados.
El sector de la construcción es uno de los que mayor efecto tienen en otras cadenas productivas. Representa 7.5 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero no sólo importa por la contratación de personal y la creación de capital físico, sino también porque los insumos que usa tienen efectos en otras industrias.
Las pérdidas anuales al hilo arrancaron en julio de 2018 tras el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, pero el sector ya acarreaba bajas mensuales desde enero.
Para la comparación mensual, la industria cayó 0.6 por ciento respecto a octubre de 2019; justo el día 24 de ese mes, el gobierno federal, ante los datos venideros de un crecimiento cero en la economía que se asoció –entre otros factores– al freno al gasto público, anunció en voz de los titulares de la SCT y la SHCP, Javier Jiménez Espriú y Arturo Herrera, respectivamente, un fragmento del paquete de impulso a la economía: 873 procedimientos de licitación previstos para 2020 con valor de 8 mil 767.5 millones de pesos.
Se espera que las empresas ganadoras comiencen a invertir en recursos materiales y humanos a partir de este mismo año. Así, el impacto económico de acciones recurrentes programadas para 2020 se podrá detonar desde este año
, confiaron las dependencias.
El anuncio y las presuntas licitaciones no frenaron la caída acarreada desde febrero de 2019 y que continúo con el 0.6 por ciento ya reportado. No obstante, sí fue el descenso menos pronunciado del año. Con esa baja, el personal ocupado total disminuyó 0.1 por ciento y las horas trabajadas cayeron 0.2 por ciento, en tanto que las remuneraciones medias reales aumentaron 0.1 por ciento, con cifras ajustadas por estacionalidad.
En suma, la caída acumulada para la construcción en los 12 meses de la actual administración es de 9.2 por ciento.
De acuerdo con un análisis de Grupo Banorte, los efectos de la baja en construcción a escala regional han deteriorado a la industria mexicana. Con datos completos para septiembre, exhibe que el deterioro para el sector está disperso prácticamente en todo el país. La excepción es la región norte, donde se incrementó 0.3 por ciento anual.
En la región noroeste se derrumbó 21 por ciento la construcción respecto a septiembre de 2018, en el centro lleva una baja de 16.6 por ciento, en la región peninsular es de 12.5, en la metropolitana de 4.1 y en la occidente de 2 por ciento, en cifras originales.