Ciudad de México. Las lenguas mesoamericanas que están en peligro de desaparecer se podrían rescatar si se les brindara la atención y recursos que se da a la recuperación de inmuebles coloniales, propone el historiador Juan Pedro Viqueira (Ciudad de México, 1954).
En la conferencia magistral que el investigador impartió el martes en el Museo Nacional de Arte (Munal), en el ciclo Voces de la Tierra, explicó que se debería enviar equipos de lingüistas que permanecieran en las comunidades al menos un año, para recabar un testimonio de las lenguas que están muriendo.
Lamentó que persista en México una discriminación ‘‘muy violenta’’ contra los hablantes de las lenguas originarias, factor que es determinante en la desaparición de éstas, ‘‘pues los padres hacen la apuesta de que si no le enseñan la lengua materna a los hijos a lo mejor ellos van a librarse de esa discriminación, pero en muchas ocasiones esto no es cierto.
‘‘En cada región de México hay una historia distinta que explica el por qué se postergó o abandonó el uso de la lengua materna. Ese es el trabajo que estamos intentando hacer un grupo de historiadores: que cada región cuente su historia, para conocer los casos concretos y proponer soluciones.”
Viqueira recordó que fue en el siglo XIX cuando surgió la idea de que hablar otras lenguas era un lastre, pues ello significaba que hubiera poblaciones distintas, en contraste con la unidad que se quería como nación; por eso se promovió el mestizaje y un único idioma.
Sin embargo, añadió, ‘‘esto no explica del todo la disminución de hablantes de una lengua; hay otras causas, por ejemplo, la migración a las urbes, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, cuando muchas personas llegaron a la Ciudad de México y los padres ya no transmitieron la lengua materna a sus hijos”.
Prejuicio transmitido a migrantes que van a EU
Juan Pedro Viqueira destacó que si bien hoy se comienza a revalorizar la diversidad y se reconoce la situación en que viven muchos de los hablantes de las lenguas mesoamericanas al tiempo que se defiende que tengan algunos derechos, ‘‘las reivindicaciones étnicas no siempre se acompañan de una buena transmisión de la lengua materna a los hijos, pues sigue pesando mucho la discriminación en contra de los hablantes”.
Insistió en que hay un prejuicio generalizado en la sociedad mexicana de que el bilingüismo constituye una desventaja.
‘‘Es cierto que un niño que crece en un ambiente bilingüe se tarda más en comenzar a hablar porque tiene que ser capaz de discernir qué palabras son de una lengua y cuáles de otra, pero una vez que comienza a hablar tiene una gran ventaja, porque ya sabe las dos lenguas y va a poder aprender otras con mayor facilidad.
‘‘Sabemos que hay lenguas mesoamericanas que van a desaparecer muy pronto y ya no hay nada que hacer, pues es prácticamente imposible que se transmitan a personas jóvenes. En esos casos, lo que hay que hacer es rescatarlas mandando a lingüistas que recuperen el vocabulario, las reglas gramaticales, mediante entrevistas a las personas mayores que aún las hablan.
‘‘El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) está formando buenos lingüistas, pero urge que también sean personas cuyas lenguas maternas sean las mesoamericanas, pues ellos harán los mejores diccionarios y las mejores gramáticas”, consideró Viqueira.
Recomendó que es mejor usar el término mesoamericanas para referirse a los idiomas que se hablaban en México antes de la llegada de los españoles, porque no existe una definición objetiva de lo que es ‘‘indígena”, palabra que proviene del francés, y que se adoptó cuando se quiso hacer referencia a los indios de manera refinada en la época de la Independencia, ‘‘pues en Yucatán, por ejemplo, aún se llama mestizos a los que en el resto del país son indígenas”.
Concluyó que no hay lenguas más simples que otras y que también es muy arbitrario contabilizar que son 68 las que se hablan en México (según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía), cuando especialistas señalan que existen hasta 200, ‘‘porque tampoco hay criterios objetivos para distinguir una lengua de un dialecto; no es fácil trazar los límites”.
Juan Pedro Viqueira actualmente investiga sobre demografía y geografía históricas de Chiapas y promueve estudios sobre la conservación y el desplazamiento de lenguas mesoamericanas en México durante los siglos XIX y XX.