Ciudad de México. Ante la posición del gobierno federal de restringir el paso de quienes forman parte de la nueva caravana migrante, que desde el 18 de enero cruzaron diversos puntos de la frontera entre México y Guatemala, la dimensión episcopal de la pastoral de movilidad humana de la Iglesia católica llamó a no criminalizar a esta población y solidarizarse con ellos.
En tanto, Enrique Sánchez Martínez, obispo de Nuevo Laredo, y el sacerdote Julio López, de la Casa del Migrante Nazareth, señalaron que desde 2019 tanto el gobierno mexicano como el de Estados Unidos “dejaron ver su comportamiento bipolar frente al fenómeno de la migración. Lamentablemente México respondió a los intereses estadunidenses y su política anti-migrantes. Pasó de ser la casa de puertas abiertas... a una política de retención y control sin precedentes”.
Expusieron en un comunicado que “ante las dificultades de Estados Unidos para construir el muro de la vergüenza con el que se pretende poner fin a la migración, México salió a brindarle apoyo poniendo un muro humano con agentes de la Guardia Nacional en la frontera sur, para contrarrestar la amenaza de la imposición de aranceles.
“Es un dato público el cambio en la política o por lo menos en el comportamiento de las políticas migratorias mexicanas con una atmósfera hostil que a cambio de una migración legal, segura y ordenada, está llevando a una mayor clandestinización de la migración y a un mayor enriquecimiento de los traficantes de personas”, señalaron.
La dimensión de movilidad humana pidió a los sacerdotes brindar en las parroquias alimentos a los migrantes, asistencia médica y albergue cuando se requiera. Arturo Montelongo Mercado, secretario de dicha dimensión, expuso que “la gente de la caravana en general es tranquila, pacífica pero se han dado situaciones de violencia tal vez por desesperación por la situación propia que viven”.
Pidió al gobierno federal que las políticas migratorias se ejecuten buscando el beneficio de las personas, garantizando los derechos humanos, y en “salvaguarda e integridad de la vida”.
Otras Iglesias como la anglicana también se están articulando para ayudar a los migrantes centroamericanos. El sacerdote Arturo Carrasco destacó que “se ha endurecido la política migratoria argumentando cuestiones legales pero vulneran los derechos humanos de los migrantes”.
Por su parte, la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas defendió el actuar del gobierno federal frente a esta nueva caravana. “Es justo que como cualquier otro país democrático haga valer el estado de derecho. Esto es que no se cierran las puertas a los migrantes sino que se mantienen abiertas siempre y cuando respeten las leyes”.