Ciudad de México. La histórica desigualdad no cede en México. Seis de las personas más acaudaladas del país listadas en Forbes concentran más riqueza que los 62.5 millones más pobres. Esta brecha gira en torno a un sistema económico "injusto y patriarcal" que recarga el trabajo no remunerado en las mujeres, denunció Oxfam México.
La mayor parte del trabajo gratuito como el cuidado de niños, adultos mayores, personas enfermas o con alguna discapacidad, así como el mantenimiento del hogar se deja a las mujeres mientras los hombres se dedican a actividades que conllevan alguna remuneración, destaca el informe Tiempo para el Cuidado que presentó este lunes la organización.
En México, el trabajo no remunerado –del que las mujeres realizan cuatro horas más que los hombres- equivale a 1.7 billones de pesos “casi dos veces la producción minera anual”, mientras que en todo el mundo este costo es de 10.8 millones de dólares. “Estamos ahorrándole al Estado millones de pesos que tendría que invertir en gasto social para poder crear mejores sistemas de seguridad”, exhibió Rocío Stevens, directora de campañas y comunicación de la sede mexicana de Oxfam.
La organización recalcó que es necesario un Sistema Nacional de Cuidados para frenar el trabajo que se recarga en las mujeres y que se financie con impuestos progresivos a la riqueza. Sólo con gravar con 0.5 por ciento los bienes del 1 por ciento de la población con más ingresos se podrían obtener 92 mil millones de pesos. Dicho monto, podría duplicar los recursos presupuestarios para el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), explicó Milena Dovalí, coordinadora de investigación.
La negligencia del Estado para procurar sistemas de seguridad más justos parten de un fundamento fiscal, abundó Diego Vázquez, gerente de investigación del organismo. México aporta 7.7 por ciento del producto interno bruto (PIB) a gasto social. Es el promedio más bajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, incluso Chile y Turquía duplican la proporción, pero también tiene que ver con una debilidad fiscal que al final se recarga en las mujeres.
“Ni invirtiendo todos los impuestos que recauda el Estado mexicano podríamos llegar a un nivel satisfactorio (de gasto social) porque México recauda alrededor del 16 por ciento del PIB”, acotó. Así que es necesaria una reforma fiscal –que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador descartó para la primera mitad de su gobierno.
“No se va a poder resolver el tema de la salud ni de las estancias si no hay una mayor recaudación”, zanjó. Las necesidades de rediseño no parten sólo de quitar intermediarios en las transferencias de gobierno, sino revisar todo el sistema.
En ese sentido, las políticas impulsadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador para dar garantías son mínimas frente a las necesidades, explicaron los investigadores. Por ejemplo, el eliminar las guarderías por un lado, pero duplicar las transferencias a personas con discapacidad o promover un sistema universal de salud con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) por el otro, no ven el problema central: ingreso y gasto de gonierno.
“No estamos en contra de la austeridad en términos de ahorros, de evitar despilfarros, de hacer eficiente la actividad del Estado y del gasto público, pero fundamentalmente las mujeres que están en los ingresos más bajos son más altamente dependientes de los servicios del Estado. Las mujeres que están en el 10 por ciento más alto no son las que se vieron afectadas por el cierre de las guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social”, acotó Stevens.