La Alianza México Sin Plástico expresó su apoyo a la entrada en vigor de las modificaciones realizadas y llamó a las autoridades de la Ciudad de México a no ceder ante intereses particulares y no se dé ni un paso atrás en el camino de regular de forma adecuada la venta, distribución y uso de plásticos desechables en la Ciudad de México.
Consideró que la Ley de Residuos Sólidos en la Ciudad de México, que prohíbe la comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico al consumidor, en los puntos de venta de bienes o productos, excepto si son compostables favorece a la ciudadanía y al interés público, ya que busca reducir la contaminación de los plásticos de único uso.
Agregó que de acuerdo con un estudio de la Universidad de Newcastle en Australia, los humanos consumen el equivalente al tamaño de una tarjeta de crédito a la semana en microplásticos, a través del agua embotellada, mariscos, sal, cerveza, miel y azúcar.
Los plásticos y el modelo de desechar que se ha construido en torno a ellos también tienen impactos relevantes en el cambio climático. Las emisiones actuales derivadas de la producción, fabricación, transporte, incineración y degradación del plástico equivalen a las emisiones anuales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de alrededor de 200 centrales eléctricas de carbón en un año, de acuerdo con el Centro para el Derecho Ambiental Internacional (CIEL).
La Alianza apuntó que el problema no es el plástico, sino los que son de un sólo uso innecesarios, y con esta medida se avanza en dejar atrás la cultura del usar y tirar y al mismo tiempo permite un avance hacia un cambio de hábitos.
Agregó en un comunicado que se habla de pérdidas de empleos con esta medida, pero también debe considerarse el costo económico del impacto a la salud pública y de la pérdida de ecosistemas y sus servicios ambientales que la contaminación por plásticos está ocasionando.
Agregó que la industria debe asumir la responsabilidad de hacer frente a la contaminación por plásticos a través de un cambio en su modelo de negocio, innovando para ofrecer a sus consumidores alternativas que no sean dañinas con el medio ambiente.
No existen culpables únicos. Todos los actores involucrados somos parte de este problema, pero también podemos ser parte de la solución. Es momento de que trabajemos juntos el gobierno, los consumidores, la sociedad civil y la industria para construir soluciones y hacer de este cambio una oportunidad de innovación para la Ciudad de México.