Entre cúmulos de flores y coloridos juegos pirotécnicos, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) comenzó la tarde-noche de ayer sábado el primer segmento de su temporada 2020.
Para la ocasión, la orquesta salió de su sede, la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, y se presentó en la explanada central de la alcaldía de Xochimilco, al sur de la capital mexicana.
Fue un concierto al aire libre y gratuito que convocó a unas mil personas, 600 sentadas en las sillas plegables colocadas ex profeso y las restantes de pie, no obstante el descenso de la temperatura e inclusive la posibilidad de lluvia anunciada por el servicio metereológico.
El programa musical fue concebido para un público no tan avezado ni interesado en este género musical, con obras cuya fuente de inspiración proviene, en su mayoría, del ámbito popular o tradicional.
Esas fueron: Finlandia, de Jean Sibelius; las danzas húngaras 1 y 5 de Johannes Brahms; las canciones La noche y La mañana, de Edward Elgar; las polkas Los chamacos y La Florera, de Abundio Martínez y Carlo Curti, de forma respectiva; el Danzón 2 de Arturo Márquez y el Huapango de José Pablo Moncayo.
La variopinta audiencia estuvo integrada por gente de todas las edades proveniente de los diversos pueblos y barrios de esa localidad, de alcaldías cercanas como Milpa Alta, Tláhuac y Tlalpan, así como turistas nacionales y extranjeros que paseaban por la zona.
Solos, en pareja, en familia o con amigos, algunos comiendo elotes o esquites preparados, frituras o cualquier otro antojito vendido en el mercado contiguo, los espectadores escucharon y atendieron con deleite y respeto el quehacer de la orquesta capitalina, cuyos músicos fueron dispuestos sobre un inmenso escenario, con sendas pantallas a ambos costados y adornado con hermosos arreglos florales.
La sesión musical duró poco más de una hora, incluyendo el encore, que fue la repetición de un fragmento del Huapango. Muchos de los asistentes aprovecharon el tiempo para tomarse fotos, grabar el espectáculo o hacerse selfies con sus celulares; una que otra pareja de enamorados se besó y acarició amparada por la oscuridad cómplice de la noche, y algunos niños corrían y jugaban a lo largo de la explanada.
Bajo la dirección huésped de Rodrigo Elorduy, la OFCM ofrendó una actuación de buena factura, cálida, con varios momentos brillantes. Sin embargo algo faltó para que el público se entregara por completo e hiciera de ése un momento de fiesta, como ha ocurrido en conciertos similares. La sesión concluyó en medio de la vistosidad de los juegos pirotécnicos.
En este primer segmento de temporada, la filarmónica de la ciudad ofrecerá más presentaciones en otras demarcaciones capitalinas, con el mismo programa; el objetivo es que más público se acerque a la música de concierto. El 29 de febrero lo hará en Tláhuac, el 8 de marzo en Benito Juárez y el 22 de ese mismo mes en Iztapalapa.