Ciudad de México. ‘Padova’, es el título de la más reciente exposición del artista plástico Boris Viskin, que se exhibe en la Galería Acapulco 62, en Santa María la Rivera, espacio que anteriormente se encontraba en la colonia Roma y que desde mayo de 2019, abrió sus puertas frente al conocido Kiosco Morisco.
Integrada por 20 piezas, la exposición surgió a partir de cierta experiencia religiosa o epifanía que experimentó Viskin al momento de por primera vez abrir el local donde ahora se encuentra la galería, el cual estuvo cerrado por más de 10 años.
“Alfonso Mena y yo intentamos levantar la cortina de metal del único candado que abrió una de las veinte llaves que nos acababa de dar el dueño. Un escalofrío recorrió mi ser al ver el espacio: un chorizo angosto de pintura mamey descarapelada, repleto de escombros y muebles podridos. Un rayo de luz que penetraba a mis espaldas y una nube de polvo me transportaron, cual cuento de hadas, a la Capilla Scrovegni de Giotto de Padova, conocida también como Padua.
“Decidí entonces en mi mente hacer una exposición evocando esa experiencia. De ahí que fue el espacio el que pensó la exposición”, explicó Viskin.
“Hablar de una experiencia espiritual desde una mente agnóstica puede mal interpretarse como una afrenta a la religión, pero no es el caso. Así como la religión toma del arte lo necesario para difundir su mensaje religioso, (para ésta exposición) yo tomo de la religión lo necesario para mi viaje artístico”.
Algunas de las piezas de gran formato integran en su interior una vela encendida. “A mí me fascina el simbolismo de la vela que se derrite ante nuestros ojos, versus la pintura, que siempre es un intento por congelar lo eterno”, comentó Viskin a La Jornada.
“Una vela entera pero apagada es una vela muerta. Una vela prendida, por más pequeña que sea, es una vela que muere. Pero, viva al fin. O como diría Heidegger: un ser que sacrifica su ser, para poder ser”.
Entre las piezas que integran la exposición se encuentra una que se inspira en la película Nostalgia Andréi Tarkovski, otra que retoma tres personajes sacados de un cuadro de Pieter Brueghel, que Viskin les da un carácter de migrantes, buscando la casa perdida.
Una pieza más cargada de simbolismo es la titulada Granada. En ella, explicó el autor, “se pone de manifestó lo que tiene que ver con las religiones, no sólo en el sentido espiritual, sino también en el sentido social, como el comunismo, el neoliberalismo, el fascismo, que como las religiones prometen un mundo perfecto o un mundo mejor; pero tristemente acaban en la separación, en el odio, en la sangre”.
Padova es la sexta exposición que se realiza en la galería Acapulco 62, que ahora se ubica en Dr. Atl 217, colonia Santa María la Ribera. Permanecerá abierta hasta el 1 de marzo.