Ciudad de México. El presidente del Poder Judicial de la Ciudad de México, Rafael Guerra Álvarez, se comprometió a romper el techo de cristal de la institución para hacerla sinónimo de equidad, empoderamiento y perspectiva de género.
Durante la primera sesión de pleno público, donde presentó a los dos nuevos consejeros de la Judicatura local: Susana Bátiz y Ricardo Amezcua, e impuso la toga a dos nuevas juezas de oralidad civil, dijo que existe el deseo de ser parte de un organismo incluyente.
Además participativo, en el que toda persona pueda alcanzar su potencial sin limitación alguna, pues en este Siglo XXI los impartidores de justicia cuentan con un cúmulo de herramientas y alternativas que aceleran la gestión judicial.
En sus manos tienen la responsabilidad de discernir diferentes enfoques, personas, lugares, momentos y ordenamientos que perfile cada controversia, por lo que, “paradójicamente, en ocasiones ser juez requiere saber más de humanidad que de las propias leyes”, aseguró.
La sociedad actual, argumentó, demanda que la deliberación de los jueces mantenga la misma contundencia de la argumentación jurídica, revestida de un lenguaje más asertivo, abierto y cercano al justiciable.
La trascendencia del triunfo de las dos nuevas juezas representa una victoria institucional que mantiene vigentes los más altos valores del Poder Judicial: la preparación constante, el profesionalismo, la disciplina y el sacrificio.
“Su trayectoria es resultado de una gran cantidad de recursos humanos, financieros e institucionales destinados a convertir a esta casa de justicia en el origen de nuevos juristas capaces de conducir a la impartición de justicia por la senda de la oralidad”, puntualizó.