Buenos Aires. El falso abogado y espía, Marcelo D’Alessio, cuya detención en febrero de 2019 llevó a la apertura de la causa más escandalosa de los últimos tiempos, al quedar involucrados en una red de espionaje y extorsión funcionarios del pasado gobierno de Mauricio Macri, incluidos jueces, fiscales y periodistas, para perseguir políticos opositores, decidió hablar por primera vez con una radio local desde la cárcel de Ezeiza donde permanece detenido desde hace casi un año. Aseguró que si dice lo que sabe “se caen las cuatro causas que abrió la justicia macrista contra el kirchnerismo y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
En sus declaraciones ante el juez federal Alejo Ramos Padilla, D’Alessio reconoció las manipulaciones políticas, judiciales y mediáticas del pasado gobierno para implicar a la ex presidenta y otros ex funcionarios, de lo que también existen pruebas recogidas por el magistrado cuando allanó la casa del espía en febrero de 2019.
Esto destruye varias de las causas falsas, armadas en general como primer paso en los medios de comunicación, y luego mediante jueces y fiscales que se prestaron apoyados por altos ex funcionarios y especialmente por la Agencia Federal de Inteligencia.
Las declaraciones se producen en un momento en que dentro del programa político planteado por el presidente Alberto Fernández surge como una necesidad la reforma judicial ante un sector de la justicia que ha perdido toda credibilidad.
Este sector judicial surge de una oposición derechista muy dura y con nexos con la pasada dictadura (1976-1983) y actuó durante el gobierno de Fernández de Kirchner, hoy vicepresidenta de la Nación, como una especie de Partido Judicial opositor, armando causas falsas. Bajo la administración Macri (2015-2019) se organizaron como lo que aquí se llamó una “mesa judicial”, donde se abría una causa tras otra.
Entre estas se destacó la que provocó el mayor escándalo llamada “de las fotocopias de cuadernos” presuntamente escritos por el chofer de un ex funcionario público, con una cantidad de datos sólo posible de reunir tan sistematizadamente por un grupo de espías. Curiosamente luego de fotocopiarlos el chofer en cuestión, Óscar Centeno ex hombre de fuerzas de seguridad, los quemó.
El objetivo era acusar a la ex mandataria, a ex funcionarios y empresarios por pedir y pagar sobornos, respectivamente, en el otorgamiento de contratos de de obras públicas, lo que no había podido ser probado. Mediante la “fotocopias” no certificadas, lo que supone una ilegalidad se escenificó esta causa dedicándose el juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli a citar a decenas de empresarios.
Supuestamente nombrados en las fotocopias a los que cuales se les ofrecía la liberación inmediata si aceptaban acusar a Fernández de Kirchner o a su funcionarios entonces de haberles pedido sobornos. Si se negaban, como hubo algunos casos era “detenidos preventivamente”.
Uno de estos empresarios, Pedro Etchebest de la provincia de Buenos Aires, estaba siendo extorsionado por pedido del fiscal Stornelli, a través de D’Alessio cuando decidió defenderse y denunciar esta situación, grabando él mismo secretamente, las conversaciones con el espía y su encuentro incluso con el magistrado.
Con la detención de D’Alessio y los documentos secuestrados se abrieron las compuertas de las poderosas redes de la guerra sucia y de sus actores principales. Varios de los ex funcionarios acusados falsamente están detenidos hasta ahora preventivamente e ilegalmente y hay una larga lista de jueces espiados, fiscales, e incluso miembros de la Corte Suprema.
D’Alessio reclamó declarar como arrepentido, aunque todavía esta condición no ha sido aceptada y ayer el espía decidió dar una entrevista a Radio 10 donde dijo que tenía mucho por aportar y reveló su vínculo permanente con la polémica ex ministra de Seguridad Patria Bullrich cuestionándola por no actuar a tiempo con la información que él le proveía sobre operaciones de narcotraficantes como el caso del cartel mexicano que exportaba cocaína desde Bahía Blanca a través de bobinas de acero.
Asimismo la acusó por la compra de todo tipo de armas y equipos para reforzar la seguridad y por haber comprado a Israel, por una cifra millonaria, cuatro lanchas israelíes Shaldag para la lucha contra el narcotráfico, enviadas a la provincia de Misiones a la zona de la Triple Frontera con Paraguay y Brasil, destacando que estas embarcaciones están destinadas a custodiar un submarino nuclear.
Esto es sólo la punta del iceberg, de todo lo que sabe y de la documentación que tiene Ramos Padilla y que puso a buen resguardo ante las amenazas recibidas el año pasado y la campaña mediática en su contra.