Bagdad. El Parlamento iraquí reclamó este domingo al gobierno la expulsión de las tropas de Estados Unidos del país, donde una facción proiraní exhortó a los soldados iraquíes a alejarse de las bases con presencia de fuerzas estadounidenses, lo que hace temer un repunte de la violencia.
Desde el asesinato el viernes del general Qasem Soleimani, arquitecto de la estrategia iraní en Oriente Medio, y de Abu Mehdi Al Muhandis, número dos de la coalición de paramilitares pro-Irán Hashd al Shaabi, el mundo teme un conflicto.
Por un lado, Teherán clama "venganza" y amenaza con una respuesta "militar". Por otro, el presidente estadounidense, Donald Trump, amenaza con destruir 52 objetivos iraníes, tantos como el número de rehenes que durante más de un año hubo en la embajada estadounidense en la capital iraní en 1979.
El asesinato de Soleimani ha generado en Irak un inusual consenso contra Estados Unidos, en un país escenario desde hace meses de protestas contra el gobierno corrupto y la injerencia de Irán.
En el Parlamento, ante la ausencia de los diputados kurdos y de la mayoría de diputados sunitas, numerosos representantes corearon "¡No a Estados Unidos!".
"¡Decisión adoptada!"
El primer ministro renunciante iraquí, Adel Abdel Mahdi, denunció "un asesinato político" de Soleimani y de Muhandis, que sólo deja dos opciones: "llamar a las tropas extranjeras a que se vayan inmediatamente o revisar su mandato mediante un proceso parlamentario".
El jefe del Parlamento, Mohamed al Halbusi, leyó una decisión que "obliga al gobierno a preservar la soberanía del país retirando su petición de ayuda" lanzada a la comunidad internacional para combatir al grupo yihadista Estado Islámico.
Mientras que entre los 168 diputados presentes -de 329- algunos reclamaban un voto, Halbusi anunció: "¡Decisión adoptada!", y luego se retiró.
Las brigadas Kataeb Hezbolá, la facción más radical de Hashd al Shaabi, pidieron a los soldados iraquíes que se alejen "al menos 1.000 metros" de los lugares donde están presentes los militares estadounidenses a partir del domingo por la noche, insinuando que estos sitios podrían ser el blanco de ataques.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, cuyo país cuenta aún con 5.200 soldados en Irak, criticó con dureza esta amenaza y calificó a las brigadas de "matones".
El movimiento chiita libanés Hezbolá, cuyos hombres luchan junto al régimen sirio y su aliado iraní, pidió a Irak liberarse de la "ocupación" de Estados Unidos y afirmó que el ejército estadounidense "pagaría el precio del asesinato" de Soleimani.
El sábado, tras las masivas manifestaciones en varias ciudades de Irak por los funerales de Soleimani, varios cohetes cayeron en la ultraprotegida Zona Verde de Bagdad, donde se encuentra la embajada de Estados Unidos, y en una base aérea donde hay soldados estadounidenses.
La coalición internacional antiyihadista dirigida por Washington anunció "suspender" el entrenamiento de las fuerzas iraquíes y el combate contra el EI, pues está "ahora totalmente dedicada a proteger las bases iraquíes que albergan [sus] tropas".
Washington ya había anunciado recientemente el despliegue de entre 3.000 y 3.500 soldados más en la región.
Bagdad convocó al embajador estadounidense para denunciar "una violación de la soberanía de Irak" con "operaciones militares ilegítimas [...] que pueden llevar a una escalada de tensiones en la región".
Poco después, Irak anunció que denunció en el Consejo de Seguridad de la ONU los "ataques estadounidenses contra bases iraquíes", y el "asesinato de comandantes militares iraquíes y amigos".
Las muertes de Soleimani y Muhandis suscitaron una inmensa emoción en Irak e Irán.