Ciudad de México. Los tumores cerebrales son la segunda causa más frecuente de neoplasias en los pacientes pediátricos de 0 a 17 años, después de la leucemia, como tumores primarios, es decir, los tumores formados a partir del tejido neuroepitelial o propios del encéfalo, señalaron los neurocirujanos Gloria Lilián Román Zavala y Alejandro Serrano Rubio, adscritos al Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
En tanto, en adultos, la mayor frecuencia de tumores cerebrales o del Sistema Nervioso central son tumores secundarios, es decir, originados de otros órganos, los cuales migran y son llamados metástasis.
Los datos del Registro Institucional de Cáncer detallan que durante 2019 se han atendido en el Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS a 592 derechohabientes de 0 a 85 años por padecimiento de tumores cerebrales.
De acuerdo con la Red Nacional de Registros de Cáncer, del Instituto Nacional de Cancerología, en México se detectan anualmente un promedio de 3 mil 500 nuevos casos de cáncer cerebral. El cáncer de cerebro y otros del sistema nervioso son la decimotercera causa de muerte en adultos por cáncer a nivel global.
Román Zavala detalló que en la población pediátrica, los tumores del sistema nervioso central más frecuentes son los tumores que surgen de los tejidos cerebrales y la médula espinal.
Y en los adultos, los tumores secundarios son ligeramente más frecuentes que los primarios, dentro de las metástasis, los más comunes son originados del cáncer en el pulmón, la mama, el riñón, en el sistema gastrointestinal, la piel o el testículo, ya que son algunos de los tipos más frecuentes de cáncer en población no pediátrica.
Al respecto, el especialista Serrano Rubio indicó que de acuerdo con su tasa de crecimiento se clasifican por grados 1, 2, 3 y 4, siendo el 4 el más peligroso por la rapidez con la que alcanza volumen. El contar con el diagnóstico y la clasificación del tumor, permite ofrecer tanto el tratamiento como el pronóstico de manera más oportuna.
Aclaró que no hay tumores “buenos”, y que la denominación de benigno, se da cuando tienen un crecimiento lento, generalmente no invaden o destruyen tejido cerebral o vasos o nervios contiguos debido a que presentan una cápsula y cuando se realiza una cirugía y se quita en su totalidad en ocasiones ya nunca vuelven a crecer.
Respecto a los malignos su crecimiento es muy rápido es decir su índice de división celular es muy acelerado, crecen en forma difusa y desproporcionada con la capacidad de invadir o destruir tejidos adyacentes y dentro del sistema nervioso hay tumores que pueden diseminarse a otra región del cerebro y médula espinal llamado siembras.
Respecto al tratamiento de éstos, son tumores que requieren tratamiento quirúrgico, quimioterapia y radioterapia y a pesar de esto se comportan muy agresivamente.
Alertaron que la cefalea o el dolor de cabeza puede ser un dato importante para sospechar de la presencia de tumor cerebral, si además se acompaña de alteraciones de la vista, nausea y vómito, crisis convulsivas o alteración cognitiva o motora, pues esto indica que la presión intracraneal se ha incrementado.
Especificó que depende del área donde crezca el tumor se presentarán síntomas más específicos como alteraciones en la conciencia, la audición, el habla, la escritura, la vista, la fuerza muscular, incluso en la marcha.
Los neurocirujanos del IMSS destacaron que los tumores cerebrales no se pueden prevenir, pero hay situaciones asociadas con su presencia, tales como la genética, la infección del virus de Epstein-Barr (EBV), el virus del papiloma humano o del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH) y la radioterapia, cuando se está en tratamiento de algún otro tumor.