Ciudad de México. En las pasadas dos décadas el número de personas expuestas a olas de calor aumentó en 125 millones de personas, pues se trata de fenómenos naturales que van en aumento en su frecuencia, duración y magnitud, advierte la Organización Panamericana de la Salud (OPS) al destacar que durante el verano 2018-2019, siete países de América Latina, entre ellos México, se vieron afectados por olas de calor, “algo nunca antes visto en la región”.
En las recomendaciones emitidas para desarrollar planes de contingencia apunta que para este verano se esperan olas de calor que pueden aumentar el malestar de la población, reducir la disponibilidad de agua, contribuir al incremento de incendios forestales y la perdida de cultivos. Y agrega que 2019 “cierra una década de calor extremo”, pues 24 naciones de la región emitieron alertas por olas de calor.
Subraya que los pronósticos meteorológicos anticipan la recurrencia de estos fenómenos naturales y su posible impacto negativo en la salud humana, por lo que el organismo multinacional instó a sus Estados miembro a prepararse y tratar de reducir la pérdida de vidas.
La guía propuesta por la OPS propone que las acciones de prevención incluyan medidas para determinar la probabilidad de una ola de calor y su intensidad del impacto en la población, a fin de emitir alertas y realizar acciones de respuesta de acuerdo con el tipo de amenaza.
La OPS señala que los países deben fortalecer su vigilancia epidemiológica de la morbilidad y mortalidad asociada al calor y mejorar la capacidad de los servicios de salud, mientras que las autoridades locales deben comunicar oportunamente sobre la presencia de olas de calor y definir las acciones de respuesta interinstitucional, además de establecer las medidas de adaptación, prevención y autocuidado.
El organismo internacional destaca que el calor puede causar síntomas severos, como el denominado golpe de calor, el cual se produce por la incapacidad del cuerpo para regular la temperatura. La persona afectada presenta piel seca, roja y caliente, pulso rápido y fuerte, náuseas, calambres y pérdida del conocimiento, que puede llevar al coma y la muerte.
La mayoría de los fallecimientos por olas de calor se deben al agravamiento de enfermedades infecciosas o crónicas (cardiopulmonares, renales, endocrinas y psiquiátricas). Señala que otros síntomas incluyen: edemas en miembros inferiores, erupción en cuello por calor, calambres, dolor de cabeza, irritabilidad, letargo y debilidad.
Las personas que tienen mayor riesgo de complicaciones y muerte durante una ola de calor, enfatiza la OPS, son los niños, los adultos mayores, y quienes tienen enfermedades crónicas y requieren medicación diaria.