Perth. Australianos furiosos enfrentaron ayer al primer ministro, Scott Morrison, a quien acusaron de dejar arder
al país con los devastadores incendios forestales y criticaron la falta de equipo para superar esta crisis, mientras miles de turistas comenzaron a desalojar las zonas vacacionales de la costa sudeste de Australia antes de que el sábado llegue una nueva ola de calor.
Ofrece consuelo a damnificados
Pobladores de Cobargo, en Nueva Gales del Sur, le gritaron, hicieron gestos obscenos y llamaron a Morrison idiota
mientras supervisaba las zonas afectadas por el fuego. Tras el incidente, el funcionario comentó a la cadena ABC: No me sorprende que la gente se sienta muy herida en estos momentos. Y es por eso que vine hoy, para estar aquí, para verlo por mí mismo, para ofrecer el mayor consuelo que pueda
.
El premier, criticado por sus políticas sobre cambio climático, insistió en que Australia está superando el desafío mejor que la mayoría de otros países
. Cuestionado sobre si considera que su respuesta es la adecuada, el primer ministro explicó: Ahora es momento de mantener la calma
. Los habitantes celebraron cuando la caravana de Morrison se retiró.
El descontento social se desbordó después de que las llamas destruyeron esta semana, según cifras oficiales, 381 viviendas en la costa sur de Nueva Gales del Sur. Ocho personas fallecieron por los siniestro ahí y en Victoria, los dos estados más poblados del país y donde hay más de 200 fuegos activos.
Las pareas quemadas son de tamaño comparable a Dinamarca, han dejado al menos 17 fallecidos, y cientos de miles de animales han muerto y otros tantos han perdido su hábitat.
Horas antes, las autoridades de Nueva Gales del Sur anunciaron una declaratoria de emergencia, que comenzará a las 9 horas de hoy, y ordenaron a miles de turistas que abandonen dos zonas costeras de unos 300 kilómetros en la ciudad de Nowra, a 200 kilómetro al sur de Sidney. En este asunto, helicópteros y buques auxilian para el desalojo.
Clima adverso
Un descenso en las temperaturas registrado desde el martes pasado ayudó a las labores de extinción y permitió a los residentes reabastecerse de suministros en varias zonas del país. Podían verse largas filas de autos en gasolineras y supermercados, y se produjeron embotellamientos vehiculares. No obstante, se pronostica que la situación se deteriore este sábado con un nuevo aumento de las temperaturas y la reaparición de los fuertes vientos. De acuerdo con las cifras preliminares, el fuego ha arrasado unos 5 millones de hectáreas, ha dejado unos 17 muertos, más de mil 400 viviendas destruidas y ha afectado a Australia Occidental, del Sur y Tasmania.