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Reportaje Especial

2023-06-22 23:16

En Georgia, mexicanos y afroestadunidenses salvaron la democracia

La socióloga Adelina Nicholls, directora y cofundadora de la Alianza Latina para los Derechos Humanos en Georgia.
La socióloga Adelina Nicholls, directora y cofundadora de la Alianza Latina para los Derechos Humanos en Georgia. Foto La Jornada

Atlanta. Una alianza de bases migrantes latinas con afroestadunidenses y blancos progresistas en Georgia ayudó a rescatar la democracia de Estados Unidos, logrando sellar la derrota de Donald Trump y sus aliados en las elecciones de 2020.

Esa alianza se logró con el surgimiento de nuevas bases latinas, en su mayoría de migrantes mexicanos, que se empezaron a organizar hace más de 20 años. Esto empezó en campañas enfocadas en necesidades inmediatas, como licencias de conducir para trabajadores inmigrantes que son esenciales para el transporte a sus empleos en Georgia, explicó Adelina Nicholls, directora ejecutiva y cofundadora de la Georgia Latino Alliance for Human Rights (Alianza Latina para los Derechos Humanos en Georgia, o GLAHR).

En entrevista con La Jornada, Nicholls contó que cuando llegó a Georgia desde México, las autoridades policiacas locales hostigaban y detenían a migrantes latinoamericanos por no tener licencias y los entregaban a las autoridades de migración. En un condado, la policía local arrestó a unos 70 mil latinos por conducir sin licencia, muchos de los cuales fueron eventualmente deportados como resultado de la colaboración entre autoridades locales y federales.

El trabajo desde abajo

Ninguna de las organizaciones nacionales dedicadas a la defensa de los derechos de los inmigrantes se dedicaba a este tipo de trabajo abajo, de base, en torno a las necesidades urgentes e inmediatas de las comunidades de indocumentados. Ante ello, Nicholls y el entonces cónsul de México en Atlanta, Teodoro Maus, empezaron a enfocarse en este tipo de temas, cabildeando a las autoridades locales a favor de otorgar las licencias a los residentes del estado sin importar su condición migrante, como también para frenar la persecución y abuso a los migrantes en el estado. De estos esfuerzos, ambos fundaron GLAHR, y Nicholls y su equipo empezaron viajar por todo el estado para encontrarse con los mexicanos que llegaban de Hidalgo, Guerrero, Oaxaca, estado de México, Guanajuato y Jalisco. “Hicimos muchas reuniones con los jefes de policía locales, como con el jefe de la policía de la patrulla estatal, abriendo así poco a poco un espacio para ir logrando los cambios”, recuerda.

“Hemos estado haciendo este trabajo por 20 años, hemos tenido batallas, éxitos, victorias. Por ejemplo, logramos que las autoridades de tres condados –Fulton, DeKalb y Clayton– dejaran de colaborar con la agencia federal de Aduanas y Migración (ICE, por sus siglas en inglés), logramos que policías y otras agencias de seguridad pública dejaran de abusar e intimidar a las comunidades en pueblitos y pueblotes. No fue parte de una estrategia electoral, sino de la movilización de las bases… Hemos ganado algunas batallas importantes y eso ha creado una esperanza entre nuestra gente de que a través del trabajo colectivo, desde abajo, se puede presionar de manera efectiva a las autoridades y lograr algunos cambios”.

La construcción de un movimiento

Nicholls enfatizó una y otra vez que construir poder real en este estado se logra sólo con la organización de las bases para largo plazo en torno a los asuntos y temas que más directamente afectan la vida cotidiana de comunidades inmigrantes. La socióloga egresada de la UNAM, quien participó en el movimiento del CEU a finales de los 80, dice que GLAHR ha establecido 18 comités alrededor del estado, todos conformados de organizadores comunitarios locales, y hoy día la organización convoca a reuniones de cientos de participantes a sus cursos de capacitación y de construcción del movimiento.

Al inicio, en 2002, los inmigrantes latinos estaban trabajando solos, con sus primeras movilizaciones –marchas y acciones para exigir licencias o el fin de abusos de las autoridades– sin apoyo de los líderes locales de la comunidad afroestadunidense y otros. Pero para 2011, GLAHR estaba explorando maneras de trabajar con líderes afroestadunidenses, de la comunidad gay y progresistas blancos. “Hubo un cambio de generación con los afroestadunidenses, y la nueva generación abrazó a la comunidad latina”, señaló Nicholls.

Latinos y afroestadunidenses empezaron a entender que compartían retos y desafíos parecidos, y que sus luchas estaban interconectadas. Las autoridades policiacas que estaban persiguiendo a latinos eran las mismas que hacían eso con los afroestadunidenses, que la detención de inmigrantes latinos es sólo otra cara de la encarcelación masiva de negros llevada a cabo por un sistema de justicia racista. “Todo esto abrió espacios para que nosotros empezáramos a trabajar juntos”.

Surgieron otro tipo de organizaciones, como Mijente, que buscan traducir el poder social de estas bases en poder electoral. Este tipo de trabajo electoral se expresó, por ejemplo, en campañas locales para remover a shérifs y jefes de policía locales racistas en tres condados en el estado.

A través del trabajo con Mijente, Nicholls empezó a conocer a políticos afroestadunidenses como Stacy Abrams, ex legisladora estatal, ex candidata a la gobernatura de Georgia en 2018 y reconocida por su papel en lograr que Joe Biden ganara el estado de Georgia en 2020.

Un 33 por ciento de la población de Georgia es afroestadunidense y 10 por ciento es latina. Por lo tanto, las alianzas entre estos sectores son esenciales para fines electorales. En el trabajo electoral realizado por Mijente, Nicholls cuenta que “tocamos alrededor de 300 mil puertas de latinos y afroestadunidenses en 2020 con dos demandas fundamentales. Una era poner fin a la HB287g (ley antimigrante estatal) y la otra era retomar el sistema de fianzas para encarcelados, demanda clave de la comunidad afroestadunidense”.

La alianza de las bases de las comunidades afroestadunidenses y latinas construidas a lo largo de más de una década impactaron el mapa político nacional en 2020. La movilización electoral de esta alianza, junto con blancos progresistas, dieron el triunfo al demócrata Joe Biden contra Trump; de hecho el magnate está bajo investigación criminal por sus intentos de tratar de manipular el resultado que marcó su derrota por poco más de 11 mil votos. No sólo eso, sino el triunfo de los dos candidatos demócratas de Georgia al Senado federal selló la mayoría, y por lo tanto, el control de la cámara alta.

Nicholls dice que ese triunfo con implicaciones nacionales es algo que los expertos pueden continuar evaluando, pero “lo que yo sé es que tenemos que seguir construyendo el movimiento de bases latinas, y la relación con afroestadunidenses, la comunidad gay y los progresistas para transformar este estado”.

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