A 10 días de que celebre el quinto aniversario de su triunfo electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador fijó las reglas del acto del primero de julio. Indicó que están invitados todos, incluso las seis personas que aspiran a sucederlo, pero pidió a los asistentes que “eviten llevar porras” en favor de alguno de ellos y que se abstengan de aplaudir a sus favoritos o de faltarles al respeto. “Es conmemorar el triunfo de la transformación, nada más, cero politiquería”.
En la mañanera de ayer, López Obrador reiteró que en septiembre, una vez concluido el proceso de selección, entregará la estafeta a quien resulte ganador para que “yo tenga libertad completa y utilice el último año para concluir las obras y terminar el gobierno”.
Dijo que el acto será para conmemorar “que se está llevando a cabo una transformación profunda, estamos arrancando de raíz la corrupción (…). ¿Por qué tenemos que celebrar? Porque se triunfó con el apoyo del pueblo y no se le ha quedado mal al pueblo”.
Reunión con gobernadores
Más tarde, convocados por el Presidente, arribaron a Palacio Nacional los 22 gobernadores afines a su movimiento, así como el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.
Renuentes a hablar con los periodistas, algunos alcanzaron a balbucear que sólo habían recibido el llamado, que desconocían el tema o que venían a evaluar programas sociales. Finalmente, pudo saberse que el motivo del encuentro era hablar sobre la organización del evento en el Zócalo.
Al llegar, los gobernadores coincidieron con algunos funcionarios del gabinete, entre ellos la secretarias del Bienestar, de Economía y de Gobernación, Ariadna Montiel, Raquel Buenrostro y Luisa María Alcalde, respectivamente; el secretario del Trabajo, Marath Bolaños; el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, y los titulares de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero Oropeza, y de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett.
¿Qué hacía Mario Delgado?
Un asistente llamó la atención entre tantos funcionarios públicos, el dirigente de Morena, Mario Delgado. Con el rostro endurecido, al llegar a Palacio evitó todo contacto, a pesar de los requerimientos de la prensa, y apresuró el paso.
Al final del encuentro, de nuevo casi todos fueron reacios a hablar de la reunión. Una excepción fue el nuevo jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, quien comentó que sólo abordaron el festejo del primero de julio. En alusión a los precandidatos presidenciales, dijo que quedó claro que “no debe haber ni aplausómetros y menos aún expresiones negativas para nadie”.
Subrayó que “lo fundamental” es celebrar la gestión del gobierno. “Hay grandes transformaciones sociales, una gran cantidad de obra, el gobierno está avanzando, hay estabilidad económica”.
–¿Sobre la presencia de Delgado...?
–Eso pregúntenle a él– atajó Batres al despedirse.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, confirmó que sólo se habló de la celebración del 1º de julio. Consultado sobre la asistencia del líder de Morena, señaló: “Ni habló”.
Concluido el encuentro en el Salón Tesorería de Palacio Nacional ya no se vio a Delgado.