En México, el país con las remuneraciones más bajas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), también se extiende una brecha salarial de género por encima del promedio; por cada peso que se paga a los hombres en un empleo, las mujeres reciben 87.5 centavos.
La organización exhibe que en promedio la brecha salarial de género en los países que la integran es de 11.9 por ciento; por cada peso/dólar/euro que recibe un hombre por su trabajo, las mujeres reciben sólo 88.1 centavos por el mismo, lo que refuerza la necesidad de políticas que obliguen a la transparencia salarial, destaca.
No hay país de la OCDE en el que no exista la brecha de género. En Bélgica, donde este indicador de desigualdad es el menor, las mujeres reciben una remuneración 1.2 por ciento menor que los hombres por el mismo trabajo, y en Corea esta diferencia se estira hasta 31.1 por ciento, de acuerdo con los datos de la organización.
“La brecha se hace aún mayor cuando se observan los ingresos que todos los hombres y mujeres que trabajan –no sólo los trabajadores a tiempo completo– se llevan a casa al final del año, ya que las mujeres tienden a dedicar menos horas al trabajo remunerado que los hombres”, puntualiza la OCDE.
Tres retos
En un informe sobre las brechas salariales de género en los países que la integran, la OCDE destaca que las mujeres están sobrerrepresentadas en trabajos de medio tiempo, lo cual reduce su salario ligado a las horas de trabajo y contribuye a la desigualdad en las remuneraciones. También tienen una alta participación en campos que pagan salarios relativamente más bajos, como trabajos de cuidado, y están subrepresentadas en puestos directivos.
“La enorme desigualdad en la distribución del trabajo no remunerado también afecta negativamente los ingresos de las mujeres (...). En los países de la OCDE, las mujeres cocinan, limpian y cuidan más (niños y otros familiares dependientes) que los hombres (…) estas obligaciones no remuneradas limitan tanto el tiempo que las mujeres pueden dedicar al trabajo remunerado, como sus posibilidades de avanzar en el mercado laboral remunerado”, enfatiza la organización.
El que a las mujeres se les pague menos que a los hombres por el mismo trabajo es uno de los tres principales desafíos de desigualdad de género que enfrentan los gobiernos. Más de la mitad de las administraciones públicas de los países que integran la OCDE (21 de 38) exigen que los empleadores del sector privado presenten información salarial desglosada por género.
En una decena de naciones, los requisitos de información salarial están integrados en procesos de auditoría de igualdad salarial más completos y obligatorios que normalmente requieren una acción de seguimiento para abordar las desigualdades; pero una recomendación general de la OCDE es que existan penalidades sobre la presentación de esos informes, dado que “muy pocos países cuentan con mecanismos de cumplimiento sistemáticos y las sanciones son generalmente débiles”.
En México existe la norma mexicana (NMXR-025-SCFI-2015), de adopción voluntaria, sobre igualdad laboral y no discriminación. La Secretaría de Trabajo y Previsión Social está desarrollando el sistema de acreditación de buenas prácticas laborales y trabajo digno. Ambos mecanismos buscan garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, la no discriminación, la prevención y sanción de la violencia laboral y la conciliación de la vida laboral y personal.
Al margen de esa reglamentación voluntaria, México es el tercer país de la OCDE donde más se respalda que existan medidas sobre la transparencia de las remuneraciones al trabajo para así reducir las brecha salarial de género, reveló la organización.