El legado de la Copa Mundial femenil de Australia-Nueva Zelan-da 2023 va más allá del resultado de los partidos, sostiene Kate Neil-son, jefa de misión adjunta de la embajada del país oceánico en México. En un contexto de desigualdad y violencia contra las mujeres, las autoridades del gobierno neozelandés han impulsado diferentes programas de aprendizaje para niñas y adolescentes con la inspiración del Torneo Violeta, iniciativa de la asociación civil Más Sueños que pretende contribuir a la recuperación de espacios públicos en comunidades con altos índices de marginalidad y violencia a través del deporte.
“El Torneo Violeta refleja los patrones compartidos entre Nueva Zelanda y México, países que han priorizado una labor conjun-ta y extensiva en esta materia para el desarrollo de políticas y programas destinados al empoderamiento de niñas y adolescentes”, expone Neilson durante una mesa de diálogo sobre la desigualdad de género en el deporte, en una de las salas del Museo Memoria y Tolerancia.
Con un formato del futbol 7 femenil, la competencia que simboliza el color de la lucha de las mujeres por la igualdad y contra la discriminación celebró su primera edición en Ecatepec, estado de México, con más de 30 equipos integrados por jóvenes jugadoras y madres solteras que sufrieron todo tipo de maltratos, abusos sexuales y aprendieron a defenderse a golpes de sus agresores. “La cancha es un espacio en el que juntas podemos crear vínculos a través del deporte”, señala Perla Acosta, directora de Más Sueños.
A partir de esas bases, los organizadores de la Copa en Nueva Zelanda –a celebrarse del 20 julio al 20 de agosto y con 32 selecciones participantes– pretenden desarrollar “la confianza de jóvenes de 15 a 18 años por medio de transmisio-nes escolares con un enfoque especial en las niñas de zonas rurales”, expone Neilson. Así como en el Torneo Violeta, el objetivo central es romper el paradigma de que los campos de futbol son lugares donde lo masculino, rudo y heterosexual ejercen relaciones de poder.
“Hablar de feminidades nos permite entender la gran diversidad que existe sobre las formas de percibir y entender el mundo”, explica la asociación civil en su manual de juego.
Tras el pasado Campeonato Concacaf W, la selección nacional femenil quedó fuera del torneo mundialista ante el dominio mostrado por Estados Unidos, Canadá, Jamaica y Costa Rica en la fase clasificatoria. Panamá y Haití, quinto y sexto lugar en la región, se sumaron en febrero pasado a través del repechaje. A pesar de la ausencia de las mexicanas, la diplomática resalta la cooperación multilateral que Más Sueños y otras organizaciones han mantenido ante el desafío de construir nuevas representaciones de lo que significa ser una deportista.
“La intersección entre género y deporte es una oportunidad esencial para garantizar mejores condiciones, difundir recursos de prevención y atención frente a la violencia de género, así como las desigualdades en las familias, instituciones y contextos públicos”, agrega. “A menos de 50 días para el inicio del torneo, mi país se está preparando para recibir a las mejores jugadoras del mundo”.
En el Torneo Violeta, que celebrará su edición 13 en Nezahualcóyotl el próximo 1º de julio, el mayor premio son los vínculos que se crean entre todas las jugadoras, una red de apoyo para fomentar el respe-to, el trabajo en equipo y la igualdad. No es necesario conocer el pasado de otras mujeres para generar empatía, refiere Más Sueños en su definición de “equipo”. “Lo importante aquí es saber que todas estamos en el mismo nivel, crear un espacio en donde se reconozcan todas las identidades, además del cuidado mutuo”.