Si bien en él convergen jóvenes que acuden a realizar actividades deportivas y concluir sus estudios, el Punto de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares) Papatzin, ubicado en el parque Cantera de Coyoacán, se ha convertido en refugio de adultos mayores que acuden a todo tipo de talleres, desde los de herbolaria para paliar sus males hasta los de yoga y danza árabe.
Citlally González, responsable del lugar, platicó que este espacio está rodeado de colonias populares, donde es frecuente el abandono de los adultos mayores, sobre todo mujeres que son utilizadas por la familia para cuidar a los nietos, pero poco a poco han comenzado a llegar para dedicar tiempo para ellas.
Es el caso de María Rosa Galván, de 80 años de edad, la más longeva de los asistentes, que después de la muerte de su esposo todos los días acude puntual a sus clases de computación.
De pocas palabras, pero de sonrisa espontánea, cuenta que estudió la primaria y la secundaria cuando tenía 65 años, porque de niña sólo aprendió a escribir su nombre y apellidos, pero siempre tuvo la inquietud por aprender.
Ahora, con el apoyo de su hija, decidió apuntarse a todos los talleres que pudo. “Me ha servido de terapia; todos me tienen mucha paciencia; me siento acompañada y protegida. El maestro de yoga dice ‘nadie se puede quejar aquí más que Rosita’, me consiente, pero hago los ejercicios parejo”.
Citlally comenta que a su llegada siempre se la veía triste y sin hablar con nadie, pero ahora está feliz, llega con sus leggins y su top a la clase de danza árabe y se va con sus amigas a comer. “Celebramos estos cambios porque hay quienes nos dicen que sí quieren venir, pero viven consagradas a la vida de los demás”.