A dos semanas de las elecciones en Coahuila y el estado de México, es necesario hacer un balance desde distintos ángulos: La participación ciudadana disminuyó. En 2017, en Coahuila fue de 60.5 por ciento, y en la elección del pasado domingo, el porcentaje se redujo a 57. Lo mismo ocurrió en el estado de México: en 2017 la asistencia fue de 53.7 por ciento, mientras en la pasada elección sólo 50.13 por ciento de los posibles votantes participaron. Las encuestadoras acertaron parcialmente. De las más de 180 encuestas en Edomex, la gran mayoría tuvo amplios márgenes de error con respecto al 8.4 por ciento con que ganó Delfina Gómez, dándole ventajas de 20 por ciento. En Coahuila, ninguna de las 26 encuestadoras anticipó el 35 por ciento de ventaja que obtuvo Manolo Jiménez sobre Armando Guadiana.
El proceso electoral se desarrolló sin incidentes mayores; se reportó la detención de al menos 16 personas. Sin embargo, fueron eventos menores que no afectaron los resultados. Por lo que toca a los delitos electorales federales, el reporte final fue únicamente de 26 denuncias. Los candidatos perdedores, tanto en Edomex como en Coahuila, reconocieron el triunfo de sus adversarios. Las redes sociales jugaron un papel importante, pero no determinante. De acuerdo con el Observatorio Electoral de Medios y Redes Sociodigitales, la candidata de Morena fue la más atacada. De un total de 317 mil 292 publicaciones, 46 mil 403 fueron contra Delfina Gómez. Sin embargo, esto no evitó su victoria.
Las autoridades electorales fueron eficaces. El INE, la Fisel, los Oples y las instituciones de seguridad actuaron de manera discreta, pero eficaz. Dieron seguimiento y atención directa a todos los reportes de incidentes. La colaboración entre instituciones resultó y al final la ciudadanía pudo votar en condiciones seguras. El efecto acumulativo de elecciones limpias y con un mínimo de conflictos significa un comportamiento adecuado tanto de actores políticos como de autoridades. Podemos saludar el esfuerzo realizado por el conjunto de instituciones y el Presidente de la República en el empeño de construir una democracia moderna. Resulta dramático el contraste entre las elecciones de 2017 en el estado de México y las celebradas el pasado 4 de junio. En aquella ocasión la manipulación resultó grotesca. En cambio, en esta elección los procesos pudieron celebrarse limpiamente.