La misión de paz que impulsan siete países de África continuó ayer su intento de mediación al entrevistarse en San Petersburgo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, un día después de hacerlo en Kiev con el mandatario de Ucrania, Volodymir Zelensky.
La delegación africana está integrada por el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el de Senegal, Macky Sall; el de Zambia, Hakainde Hichilema; el de las Comoras, Azali Assoumani, también actual presidente de la Unión Africana, así como por el primer ministro de Egipto, Mustafa Madbuli, el director del gabinete presidencial de la República del Congo, Florent Ntsiba y el enviado especial de Uganda, Ruhakana Rugunda.
En nombre de sus colegas, Ramaphosa reiteró en San Petersburgo los 10 principios que, a juicio de los países africanos, deben poner fin a la guerra, dados a conocer por primera vez antier en la capital ucrania. Resumidos, éstos son:
La guerra tiene que terminar con negociaciones y el conflicto debe resolverse por la vía diplomática.
Las negociaciones tienen que comenzar cuanto antes.
Ambas partes deben tomar medidas para revertir le escalada de sus ataques. Debe asegurarse la soberanía de los Estados y los pueblos con base en la Carta de Naciones Unidas.
Es necesario otorgar garantías de seguridad a todos los países.
Tiene que permitirse los suministros de cereales y fertilizantes de ambos países;
Hay que asegurar que las víctimas de la guerra reciban ayuda humanitaria.
Debe solucionarse el intercambio de prisioneros de guerra y el retorno de los niños ucranios desde los territorios bajo control de Rusia.
Se necesita crear condiciones para la reconstrucción de Ucrania después de la guerra.
Y, las partes del conflicto deben mantener una relación más estrecha con los países de África.
El anfitrión, tras destacar el “enfoque equilibrado” de los países africanos, declaró que Rusia “está abierta al diálogo con quienes deseen la paz basada en los principios de justicia y respeto de los intereses legítimos de las partes”. Putin endosó a Ucrania el fracaso de las negociaciones que hubo en Estambul en marzo de 2022, las cuales, según él, concluyeron de modo abrupto cuando Rusia como “gesto de buena voluntad” retiró las tropas que había mandado para asaltar Kiev.
“Ya había un borrador de acuerdo. Se titula así: Tratado de Neutralidad Permanente y Garantías de Seguridad para Ucrania. Se trata de las garantías que mencionó el presidente de la República de Sudáfrica. 18 artículos”, señaló el titular del Kremlin y mostró el documento rubricado por la parte ucrania.
Añadió que tiene varios anexos, que “se refieren a las fuerzas armadas, también a otras cosas. Todo está detallado, hasta las unidades de equipo de combate y el personal”.
El mandatario ruso se preguntó: “¿Qué garantías hay de que no se vuelva a repetir? Nosotros no suspendimos las negociaciones, fueron ellos. Y no quieren negociar con Rusia. Incluso (el presidente) Zelensky prohibió mediante un decreto negociar con nosotros”. Para Putin, “todos los problemas de Ucrania comenzaron tras el golpe de Estado, inconstitucional, armado y sangriento, en 2014, una acción apoyada por patrocinadores occidentales. (…) Y esta es la fuente de poder de los actuales gobernantes de Kiev: un golpe de Estado”.
Contó a sus interlocutores africanos que “el régimen de Kiev hizo repetidos intentos de resolver el problema del Donbás por la vía armada y esencialmente comenzó las hostilidades en 2014, utilizando aviones, tanques y artillería contra estos civiles. El régimen de Kiev desencadenó esta guerra en 2014, y nosotros teníamos derecho, en virtud del artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas, a ayudarles invocando la cláusula de defensa”.
Putin hizo referencia a otros de los principios enumerados por su colega sudafricano: dijo que la evacuación de los niños ucranios “se hizo para salvarles la vida”; afirmó que la crisis alimentaria no comenzó con la “operación militar especial” en Ucrania, sino es resultado de la emisión injustificada de Estados Unidos y otros países para paliar sus problemas con la pandemia del coronavirus; enfatizó que no se están cumpliendo los compromisos del llamado pacto de los cereales y que dificultan que Rusia entregue sus fertilizantes a los países más necesitados, mientras “sólo 3 por ciento de los cereales ucranios han llegado a África”; indicó que el intercambio de prisioneros sigue.
Tras la reunión, que duró más de tres horas, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, comentó a los reporteros de la fuente que “no todos los puntos de la iniciativa africana se corresponden con la postura de Rusia, pero eso no quiere decir que no se deba mantener el diálogo”.
La posición de Ucrania
La delegación africana, cuya visita a Kiev coincidió con el enésimo ataque diurno con misiles y drones lanzados por Rusia, se llevó de la capital ucrania la impresión de que su iniciativa de paz no contó con la aprobación del gobierno de Zelensky.
No recibió una negativa categórica, incluso el presidente ucranio se dijo en favor de negociar, pero formuló una condición que hace casi imposible que se concrete: Ucrania no va a negociar mientras Rusia mantenga un solo soldado suyo en su territorio. “Necesitamos una paz real y, por tanto, una retirada real de las tropas de Rusia de nuestras tierras soberanas”, subrayó Zelensky en la versión difundida por la agencia noticiosa ucrania UNIAN.
Se infiere de las palabras del líder ucranio que considera que no es el momento de diálogo con Moscú: “Permitir cualquier negociación con Rusia ahora, mientras el ocupante se encuentra en nuestra tierra, es congelar la guerra, congelarlo todo: el dolor y el sufrimiento. Sería un engaño que sólo podría beneficiar a Rusia”.
A raíz de que Putin acusó a Ucrania de suspender las negociaciones en marzo de 2022, la prensa y las redes sociales en Ucrania ofrecieron este sábado su propia versión de lo que ocurrió en Estambul.
Recordaron que, de acuerdo con el gobierno de Zelensky, las negociaciones se rompieron cuando el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinsky, pidió consultar con Moscú uno de los anexos que acompañaban el compromiso de Ucrania de volverse país neutral, de no ingresar a la alianza noratlántica y de no instalar bases militares extranjeras.
Se trataba del futuro de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, y que Ucrania proponía dejar pendiente para decidir dentro de 10 años con un nuevo referendo organizado por Naciones Unidas y con observadores internacionales. El Kremlin, aseveran, dio por terminadas las negociaciones.
Y también sostienen que el gobierno de Zelensky se negó a negociar con el titular del Kremlin después de los sucesos en Bucha, que Moscú calificó de “montaje” y Kiev, de “masacre”.