Claudia Sheinbaum se organizó un acto masivo en el Monumento de la Revolución para rendir cuentas del encargo recibido pero, sobre todo, para mostrar los tamaños de la movilización que puede armar, ayer en la capital del país y más adelante en otras entidades donde hay gobernadores morenistas plenamente dispuestos a arroparla.
Acarreo, denuncian los opositores; movilización organizada, dicen los claudistas. Es probable que sea una transferencia dosificada del poder personal obradorista hacia la presunta heredera y que el tamaño y las formas de la movilización sean un adelanto de lo que será la marcha claudista hacia encuestas previsibles. A ver qué dice Marcelo.
Además, el mismo jueves del adiós, la científica acompañó al Presidente de la República durante un abanderamiento de deportistas que fue su último acto como gobernante capitalina y, a la vez, constituyó un buen pretexto para una especie de banderazo de salida, una confirmación pública de que Claudia goza de especial apoyo de Palacio Nacional.
Para su propio relevo, la precandidata propuso a Martí Batres, pero colocándole a Omar García Harfuch (seguridad pública) y a Luz Elena González (finanzas) como una especie de vigías de buen comportamiento de quien esperaba ser candidato a un periodo sexenal de gobierno chilango y no un relevista de fin de temporada, que así queda impedido de participar en la elección del año venidero.
Batres fue nombrado en julio de 2021 como segundo al mando para que Sheinbaum pudiera dedicarse a su precampaña, pero había quienes suponían que en pago a esos servicios se le propondría como candidato al periodo sexenal siguiente. Venía de una pantanosa confrontación con Ricardo Monreal en el Senado y ahora queda también en situación conflictiva ante los escoltas que le imponen aún antes que el Congreso capitalino lo haya aprobado como interino.
Quedan fuera Martí Batres y Rosa Icela Rodríguez del corcholataje capitalino y la especulación se centra ahora en Clara Brugada, alcaldesa de la electoralmente tan importante Iztapalapa, y en Ricardo Monreal, el hijo pródigo al que, vuelto al banquete del Señor, se le abren posibilidades de obtener la candidatura al gobierno capitalino que se le negó en 2021 y por lo cual se abrió una grieta entre el zacatecano, el Presidente y la favorecida Sheinbaum.
El diario capitalino continuamente señalado como vocero de la derecha empresarial le ha dado una tremenda desconocida a la senadora saltimbanqui Lilly Téllez (antes tan morenista y obradorista, luego panista conversa y ahora ultraderechista de oportunidad) mediante la columna institucional Templo Mayor, firmada por F. Bartolomé, en la que este jueves se escribió: “la primera condición para que esa candidatura tenga futuro es que todos los votantes de la oposición se contagien de una epidemia de amnesia colectiva. El problema con eso es que siempre habrá alguien que le recuerde a la ciudadanía y a la senadora dónde y con quién andaba en 2017, 2018, 2019 y hasta 2020” (https://goo.su/zDkXsed).
En la misma columna se acusó a Téllez de haber sido “cómplice silenciosa” de actos y decisiones obradoristas y de haberse mantenido como “soldado legislativo de la Cuarta Transformación” hasta que decidió cambiar ardorosamente de bando. Por lo demás, en el fondo: ¿Santiago Creel, autodenominado Señor Constitución, agrega a sus títulos el de Señor Reforma?
Astillas
Zoé Robledo anunció que dejará la dirección del IMSS para buscar la candidatura de Morena a gobernador de su tierra natal. Su padre, Eduardo Robledo Rincón (identificado con Luis Donaldo Colosio Murrieta), fue gobernador de Chiapas a nombre del PRI durante 59 días (del 8 de diciembre de 1994 al 14 de enero de 1995), debido a las protestas postelectorales del neozapatismo, el perredismo y grupos ciudadanos que habían postulado al respetado periodista y abogado Amado Avendaño Villafuerte y aseguraban que el PRI había hecho fraude. Robledo Rincón fue nombrado embajador en Argentina y Julio César Ruiz Ferro lo sustituyó en Tuxtla Gutiérrez… ¡Hasta el próximo lunes!
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