Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) elevó este jueves el costo de los préstamos a su nivel más alto en 22 años y dejó la puerta abierta a más incrementos, prolongando su lucha contra una inflación que sigue alta y pese a que la economía de la zona entro en recesión.
El BCE aumentó su tasa de interés oficial en un cuarto de punto (0.25 puntos) para llevarla a 3.5 por ciento, el nivel más alto desde mayo de 2001.
Es la octava subida consecutiva desde julio de 2022 para los 20 países que usan el euro, periodo en el que la tasa ha subido cuatro puntos porcentuales, toda vez que el BCE trata de regresar la inflación del actual 6.1 por ciento a su meta de 2 por ciento.
Después de una década de dinero barato, el BCE puso en marcha un ciclo sin precedente de ajuste monetario para contrarrestar el aumento de los precios, agravado el año pasado por la ofensiva rusa en Ucrania, que disparó los precios, especialmente de los energéticos y de los alimentos y que llevaron el nivel de inflación a más de 10 por ciento.
Al subir las tasas, los bancos centrales reducen la demanda de crédito y, por tanto, la inversión y el consumo de los hogares y las empresas, con la consecuencia de una desaceleración de la demanda y de la presión sobre los precios.
La recesión de la eurozona no ha afectado la determinación del BCE, el producto interno bruto (PIB) de los 20 países que comparten el euro cayó 0.1 por ciento entre enero y marzo, tras un descenso de la misma magnitud en el trimestre anterior.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, consideró “muy probable” nuevas alzas en la próxima reunión de la institución en julio, porque todavía hay un “camino por recorrer” para contener el alza de precios en la zona euro.
Sin embargo, algunos de los bancos centrales del mundo están haciendo una pausa a fin de evitar una contracción de sus economías.
La Reserva Federal de Estados Unidos realizó el miércoles la primera pausa de sus incrementos de tasas de interés en más de un año, una señal para los inversores de todo el mundo que el actual ciclo de endurecimiento monetario en las economías desarrolladas está llegando a su fin.