Washington. Estados Unidos confiscó casi 2 mil armas desde octubre hasta marzo en el marco de la Operación de Norte a Sur destinada a combatir el tráfico de armamento hacia México, informó ayer la fiscal general adjunta de ese país, Lisa Monaco.
La nación vecina reunió ayer a altos cargos de los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional, de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos y de la Casa Blanca para abordar el problema del tráfico de armas hacia México.
Se trata de un tema esencial para el gobierno mexicano, que libra una batalla legal contra fabricantes de armas estadunidenses a los que acusa de facilitar que el armamento acabe en manos de delincuentes mexicanos.
En comentarios previos a la reunión, Joshua Geltzer, asesor adjunto de Seguridad Nacional del presidente estadunidense Joe Biden, insistió en que la Casa Blanca considera “una prioridad” detener este tráfico y abordar el problema “de manera integral” con las autoridades mexicanas.
Según él se parte “de una premisa fundamental”: la mayoría de las armas ilegales que llegan al país –desde pistolas hasta otras de alto calibre– provienen de Estados Unidos y los traficantes las usan contra los ciudadanos y las fuerzas de seguridad mexicanos, así como para el transporte de drogas.
En busca de una solución al problema, el gobierno estadunidense lanzó en los años recientes iniciativas como la Operación de Norte a Sur, que opera mediante grupos de trabajo en ocho ciudades a lo largo de la frontera con México, la Operación Rayo del Desierto y la Operación Sin Rastro.
La fiscal general adjunta instó a los participantes en la reunión a “redoblar esfuerzos” recopilando datos fiables “que se puedan compartir en tiempo real, a mantener el impulso contra el tráfico de armas durante los meses de verano boreal y sobre todo a “seguir fortaleciendo” la cooperación con México.