Miles de swifties mexicanos, es decir, seguidores de la cantante pop Taylor Swift, están sufriendo y otros permanecen al borde del llanto luego de que su sueño de ver su presentación en vivo se va por la borda.
Las razones: el alto costo de las entradas, que el nuevo sistema de venta de Ticketmaster llamado Verified Fan no funciona –o no lo quieren hacer funcionar bien–, pero sobre todo, la imparable reventa que obtiene boletos y los pone en módicos precios hasta de 113 mil pesos por zona platino. Hay suertudos, como el usuario de Twitter Liam, quien en esa zona compró cuatro entradas por 80 mil pesos presumiendo su adquisición en redes, lo que desató una polémica de que con ese dinero se podrían hacer otras cosas.
Alguien reprochó que con ese dinero se podría dar el enganche de una casa o comenzar a pagar una carrera; muchos otros lo defendieron y felicitaron. Uno le comentó: “Me alegra saber que irás a ver a Taylor... Disfrútalo muchísimo, vívelo, creo que lo más padre será el recuerdo y la experiencia que te dejará ir a verla. Después nos presumes las fotitos y videos aunque muchos no lo soporten. A su vez, Liam respondió que “no podía con la emoción de asistir”.
El The Eras Tour de la cantante estadunidense –que se presentará el 24, 25 , 26 y 27 de agosto en el Foro Sol– ha resultado gira de altísima demanda y una pesadilla por conseguir boletos, pese a que la expendedora implementó la medida Verified Fan, en la que fue necesario registrarse del 2 al 7 de junio en un micrositio que, de acuerdo con la propia empresa, contribuye “a filtrar bots y revendedores y priorizar a que (los boletos) lleguen a manos de los fans”.
Ese registro se vincularía con una cuenta existente de Ticketmaster y sería confirmado a través de un código enviado por SMS para unirse a la venta. Sin embargo, acceder a la fila virtual no garantiza que se obtengan los boletos, pues la disponibilidad es limitada.
La compañía solicitó a los seguidores de la artista que evitaran comprar boletos en sitios ajenos a su portal, grupos en redes sociales, páginas de reventa y afuera del Foro Sol; sin embargo, la famosa fila virtual para fans ha funcionado poco.
Lo raro, se preguntan los swifties es que, curiosamente minutos después del comienzo de la venta, el pasado martes, sitios de reventa ya ofrecían entradas a precios exorbitantes que alcanzaban 112 mil pesos, como el portal estadunidense Stubhub, que se dedica al intercambio y reventa para deportes, conciertos, teatro y otros actos de entretenimiento.
Desde su cuenta de Twitter, a pocos minutos de iniciada la fila, anunciaba: “Ya hay boletos para los conciertos de Taylor Swift disponibles”, y hasta ayer seguían ofreciéndolos...
En otra plataforma, Viagogo, se podían encontrar algunos lugares en zona platino, que alcanzaban 70 mil pesos. Este sitio “garantiza” que al adquirir más de uno dan lugares juntos.
Como es sabido, en México la reventa es una práctica ilegal, aunque no es considerada tal cuando se hace en línea.
En tanto, el club de fans oficial de la cantante en el país, etiquetando la cuenta de la cantautora, posteó: “Buenos días a todos, menos a Ticketmaster, que aún no responde nuestra duda: ¿por qué hay más revendedores siendo Verified Fan que swifties?, ¿dónde quedaron los supuestos filtros para evitar esto? En su página decía que Verified Fan tenía la intención de evitar revendedores, ¿por qué entonces la gran mayoría de swifties no recibió código, y los revendedores ya están haciendo negocio? Mientras Ticketmaster no esté de nuestro lado, tenemos que cuidarnos entre nosotrxs.
“Hay gente revendiendo los enlaces para acceder a la venta. En su página dice que iban a impedir esto, ¿entonces, qué está pasando? ¿Cuál fue su criterio para dejar a miles de fans fuera de la venta?”, insistía el club.
Al margen de los revendedores que cuentan con portal, están los fans fake, supuestos seguidores que desde el pasado lunes siguen “vendiendo” sus códigos, que tampoco garantizan la compra.
El costo de las entradas oficialmente va desde mil 180 pesos para discapacitados o mil 416 en general, hasta los más caros, de un poco más de 10 mil pesos en área platino A, con impuestos. Pero también hay paquetes VIP, que incluyen regalos con precios que van desde 5 mil 460 en general B hasta 19 mil en platino A.
Pero conseguir boletos por cualquier vía ha sido una misión casi imposible, incluida la advertencia de Ticketmaster de que era probable que muchos fans “no alcanzarán boletos”.
Tema con cola
El tema Ticketmaster-Taylor Swift trae cola. Hace unos meses, un comité judicial del Senado de Estados Unidos abrió una audiencia sobre competencia en el sector de la venta de entradas, después de que los legisladores plantearon su preocupación por la fallida oferta de boletos para los conciertos de la cantante.
Joe Berchtold, presidente de Live Nation –la matriz de Ticketmaster–, dijo aquella ocasión al comité en un testimonio escrito que la reventa de entradas a escala industrial “fue la culpable de los problemas de la empresa a finales del año pasado durante la oferta de boletos para los conciertos de la artista”.
Pero eso no parece interesar a Ticketmaster, impopular entre los aficionados desde hace años, y hoy vuelve a ser objeto de críticas.
Taylor ha desbordado el deseo en sus fans de asistir a esta gira, porque no sólo crea melodías conmovedoras y duraderas, sino que también hace movimientos innovadores.
En una industria conocida por contratos de explotación hacia los creadores y su machismo, la batalla de Swift ha sido notable.
Recordemos que hace unos años vivió la desagradable venta de las grabaciones de sus primeros seis álbumes. En junio de 2019, los másters de los primeros seis álbumes de estudio fueron adquiridos por Braun, gerente de talentos. Éste compró a Big Machine Records, compañía discográfica de Swift hasta 2018. O sea, la música no podía utilizar canción alguna porque no tenía los derechos de las placas que se usan para maquilar las copias.
Taylor hizo saber esto a su audiencia, al tiempo que les prometió que volvería a grabar todas estas canciones que ella había creado, poniendo al descubierto el feo funcionamiento interno que nadie se atreve a revelar de esa industria. Taylor subió al cielo y fue vista por todo mundo tras lanzar una nueva grabación de su exitoso Fearless.
Resurgió. “Fue la noche en que las cosas cambiaron”, escribió esa vez a sus 153 millones de seguidores de Instagram, al anunciar el lanzamiento de la versión actual de aquel tema. La cantante fue conocida, además de su talento, por ser una gran representante del poder femenino.
A decir de un experto mundial en William Shakespeare, Taylor Swift es una “verdadera poeta”. En estas páginas publicamos que el académico Jonathan Bate afirmó que la estrella del pop es más que “sólo un mundo del espectáculo de clase alta” y tiene una “sensibilidad literaria”, que fue evidente en su álbum debut.
La artista y empresaria de 33 años, además de haber ganado un sinnúmero de premios Grammy, actuar en un filme y haber dirigido su propio cortometraje –que presentó en el festival de Sundance–, también ha sido modelo para fotógrafos del nivel de Mario Testino, pero más aún, una figura del empoderamiento femenino.
Tema aparte es el llamado, desde hace unos años del “efecto Taylor”, fenómeno posterior a su primer álbum. Al escucharlo, jóvenes de entre 11 y 20 años que conocían algunos acordes de guitarra acústica se declararon cantautoras y comenzaron a escribir canciones genéricas sobre amor, rupturas y celos, incluso si no tenían habilidad o talento para el canto.