Los Ángeles. Gaspar Rivera Salgado vive lo que cuenta cada día, aunque para muchos del otro lado es un misterio: la construcción no de una existencia migrante, ni una binacional, sino la de un nuevo mundo trasnacional que transforma tanto a México como a Estados Unidos.
El profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), director del Centro de Estudios sobre México y experto en la experiencia binacional, cuenta en entrevista con La Jornada que los migrantes son sobre todo protagonistas de una transformación en ambos lados de la frontera, algo que no se conoce bien en México.
“México no está interesado en saber, en conocer, en explorar el destino de los migrantes que están aquí, el destino político. Hay un vacío enorme en el entendimiento de la larga trayectoria de lucha de resistencia de los mexicanos en Estados Unidos y de su capacidad, no solamente por sobrevivir, sino para proveer liderazgo a las luchas más progresistas en Estados Unidos. Y por ejemplo, nada más y por eso yo creo que la historia del sindicalismo en Los Ángeles y en California es sumamente importante, porque la liderean los mexicanos. Tenemos una imagen desde México de los migrantes como monocromáticos, como las víctimas de este imperio. Y eso es todo. Hasta ahí llega. Pobres migrantes se mueren en la frontera. Pobres migrantes son el objeto de políticas antimigrantes de Trump… Ni siquiera se imaginan que hay una resistencia a niveles de organización complejos”, resume el doctor en sociología.
Aberraciones políticas
En entrevista primero en sus oficinas en UCLA y después en un restaurante oaxaqueño en medio de la colonia coreana en Los Ángeles, Rivera Salgado explicó que “así como Estados Unidos piensa que todos los mexicanos son iguales y que todos van a misa y comen tacos, digamos, es más fácil lidiar con esta visión homogénea de otro país. Y es más difícil entender a México como un país complejo, con divisiones políticas. Y lo mismo pasa acá. Si los residentes nacidos en México y en Estados Unidos son 12 millones, multiplica eso por tres o cuatro, que es la población de origen mexicano en Estados Unidos. O sea, fácilmente está llegando a 42 millones de personas ya de origen mexicano que tienen alguna relación con México. Esta es una población enorme. Es un tercio de la población de todo México. Y esta falta de conocimiento nos lleva a aberraciones políticas, como por ejemplo, decir que los mexicanos, por los casi 60 mil millones de remesas, son héroes para la patria. Bueno ¿y por qué se fueron? Porque es un fallo en las políticas públicas de México. O sea, ¿por qué te vas? Es una decisión tan difícil, te vas porque no hay otra opción”, agrega.
Pero subraya que ser migrante es sólo una parte de la experiencia, y no todo se reduce a eso: “creo que entender que también los mexicanos…van a la vanguardia de luchas progresistas y que son también un universo complejo de actores políticos de organizaciones es más difícil. ¿Por qué? Porque entonces tienes que imaginarte a actores no homogéneos y que están en un ambiente más complejo. Aquí los mexicanos tienen que interaccionar con otros latinoamericanos, con salvadoreños, con dominicanos, con cubanos y tienen que negociar esa relación. Y yo creo que es ahí donde hay falta de entendimiento. Y nada más por decir, todas las luchas, por ejemplo, de resistencia contra políticas migratorias se han dado no solamente en la frontera, sino dentro de Estados Unidos. De ahí se han construido muchas de estas organizaciones”.
Explica que la percepción general en México de los migrantes que se van a Estados Unidos es “que ya se fueron y ya se asimilaron, ya ni siquiera hablan español… ¿Cuáles son las lagunas de conocimiento y de entendimiento en México? Es precisamente entender al migrante como un actor político que desafía los estereotipos nacionalistas.
“Son mexicanos que quieren tener un impacto tanto dentro de Estados Unidos como de México, que van a diseñar una estrategia complicada políticamente, van a organizarse para hacer esto. Y entonces tienes como los ejemplos de migrantes mexicanos que han construido coaliciones de migrantes, tienen ejemplos de otros mexicanos que han seguido la lucha sindical”, entre otros, indicó, recordando que muchas de estas expresiones tienen una dimensión trasnacional.
“Por ejemplo, en mi trabajo, tengo a mi cargo el proyecto de solidaridad transfronteriza. ¿Cómo acercamos el espacio de los trabajadores de los sindicatos en este momento… Cómo creas lazos de solidaridad? Y eso es complicado, pero también es muy sencillo. Y es como el lema zapatista de que no vengas a organizarme ni a salvarme. No necesito tu ayuda, pero sí tu lucha, sí tu liberación, si tu movimiento está ligado al mío, colaboremos. Muy sencillo”.
Luchas laborales
Afirma que en el ámbito laboral, las luchas en México y Estados Unidos están ligadas porque las empresas operan a nivel trasnacional son las mismas de ambos lados, y por lo tanto se requiere de esfuerzos transfronterizos para organizar a los trabajadores. “No nada más es de norte a sur, también de sur a norte. Entonces, si las compañías tienen toda esta cadena productiva que extrae un enorme número de riqueza, bueno, y los trabajadores cuáles son las conexiones en los tres países? Y yo creo que ese es un reto. Realmente, la solidaridad transfronteriza de los trabajadores va muy por atrás de la estrategia consolidada del capital norteamericano, que está avanzadísimo”.
Y tampoco todo esto es algo tan nuevo. Rivera Salgado recuerda a grandes organizadores como Bert Corona, a los anarcosindicalistas, a las interacciones entre actores políticos y culturales a lo largo del siglo pasado –luchas que incluyen sindicalismo radical, la defensa de los derechos de los migrantes y los derechos civiles, la lucha en los campos del UFW, e incluso la solidaridad con las luchas de liberación en Centroamérica y Sudáfrica– y que continúa con nuevas generaciones en el siglo actual en los ámbitos político-electorales, sindicales y culturales donde migrantes mexicanos y sus hijos/as ahora ocupan puestos del poder municipal y estatal en California.
“¿Cómo podemos reconceptualizar la lucha de los mexicanos y mexicanas como una lucha doble?”, tanto aquí y allá, pregunta. “Me acuerdo cuando se estaba debatiendo el derecho al voto de los mexicanos en el extranjero y era como este estereotipo. Bueno, ¿y por qué les vamos a dar el voto? Estos mexicanos que ya se fueron ni saben qué pasa en México, ya ni hablan español y ya ni quieren regresar. Todo equivocado. Todo. Porque sí regresan, porque leen periódicos constantemente y porque están en contacto. Precisamente mandan dinero y están en contacto con sus familias de una manera muy íntima”.