La percepción no siempre responde a la realidad y eso sucede con las modas tecnológicas. Hace apenas cinco años parecía que Internet de las Cosas dominaría al mundo. Cada aparato estaría conectado a través del celular y por este medio uno controlaría cualquier herramienta de uso cotidiano.
Más adelante, parecía que el Metaverso sería la tecnología que definiría el futuro, en donde cada persona tendría su avatar o su representación en Internet y ahí llevaría a cabo todos sus sueños en una vida paralela.
Ahora, la Inteligencia Artificial es la moda. Tal parece que con esta herramienta nos volveremos más inteligentes o, cuando menos, mejor informados e incluso algunos futuristas piensan que los robots sustituirán al ser humano en cuanto al dominio del mundo.
Estas tecnologías han sido revolucionarias, han aumentado la productividad y han facilitado la vida del ser humano. Además, todas estas herramientas virtuales se complementan y, en su conjunto, estimulan el desarrollo de la economía global. Sin embargo, tanto a nivel de la vida cotidiana como de los mercados financieros los seres humanos sobredimensionamos los alcances de las nuevas tecnologías. Empresas que no han generado un solo dólar de utilidades y que ni siquiera cubren sus costos se valoran en millones de dólares. Día con día surgen pequeños y medianos proyectos en los nichos de moda y de la noche a la mañana alcanzan valores inconmensurables.
La realidad a largo plazo prueba que la gran mayoría de los miles de proyectos actuales caerán por su propio peso y aquellos pocos que tengan un sustento adecuado serán absorbidos por los grandes grupos tecnológicos que podemos contar con los dedos de una mano.
Millones de pequeños ahorradores involucrados en los nuevos desarrollos pierden sus ahorros cuando se van con la moda del momento. Por ello, lo que recomiendan los grandes inversionistas como Warren Buffet o Benjamín Graham es cuidarse de las modas y analizar los resultados empresariales en el largo plazo.
Las grandes burbujas financieras surgen precisamente de seguir las modas en las inversiones. No se trata de que el avance tecnológico deje de ser relevante para el futuro. Lo que señalamos es que por ahora hay una gran especulación en este mercado, en donde se pueden perder los ahorros de la vida.