Más de 200 productores en las alcaldías Xochimilco y Tláhuac mantienen vivo el cultivo de maíz chinampero, variedad única que forma parte de la herencia agrícola de nuestro pasado prehispánico y un sistema que enriquece nuestra soberanía alimentaria, señala la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr).
Un informe de la dependencia indica que la Ciudad de México está logrando rescatar el maíz chinampero, cuya mazorca de gran tamaño y granos suaves en colores blanco, rojo o azulado tiene un sabor dulce al paladar.
Esta variedad se originó por el cruce entre las razas cónico y chalqueño, “resultado de un minucioso trabajo de selección realizado por manos campesinas a través de los siglos”.
Sin embargo, durante más de medio siglo fue perdiendo terreno para su cultivo por el crecimiento de la mancha urbana o al ser remplazado por otras plantaciones, bajo un modelo de agricultura que promovió el uso de químicos y el deterioro de las tierras.
Desde 2019, la Corenadr implementó una estrategia integral para revertir el daño y rescatar el maíz y la cosmovisión de los pueblos que lo cultivan.
Dicha estrategia considera la transición agroecológica y la sensibilización de los productores, apoyos económicos, capacitación para la selección masal en campo y pruebas moleculares (PCR-RT) para detectar la presencia de transgenes.
En la actualidad se promueve la conservación in situ en parcelas de producción y mejoramiento, así como en bancos de semillas comunitarios.
Además, se trabaja en la construcción de la casa de semillas Toxinachcal, un banco de semillas nativas que servirá para resguardar el patrimonio genético, con la capacidad de préstamo de material, el repoblamiento de un cultivo en casos críticos de contingencia, así como el mejoramiento participativo para su adaptación en cada comunidad o ante el cambio climático, una función estratégica en términos de la soberanía alimentaria, explica el informe.
Pueblos originarios
Estos trabajos benefician a 217 productores de maíz en chinampas y humedales de las zonas lacustres de Xochimilco y Tláhuac, quienes cultivan más de 66 hectáreas de este cereal.
En 2022, la dependencia comenzó a ubicar a los productores de este tipo de maíz, y los pueblos que aún conservan esta tradición son: San Luis Tlaxialtemalco, San Gregorio Atlapulco, Santiago Tulyehualco, San Pedro Tláhuac, San Andrés Mixquic y San Juan Ixtayopan.
Agrega que frente al uso de transgénicos, que implican dependencia y pérdida de autonomía, las semillas nativas son un legado vital para la humanidad.